Sócrates dijo que somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, es un hábito. Hay hábitos que cultivamos desde que nacemos y otros que nos encuentran en momentos impensables en nuestra vida, mismos que la dirigen hasta nuestros últimos días y por los que aprendemos a vivir de cierta forma. 

Las personas que logran la excelencia tienen hábitos bien fundamentados que los han llevado a conseguir casi todo lo que quieren. Hay quienes encuentran en el arte una forma de escapar para después convertirse en artistas únicos, personas que estudian más que nadie durante décadas para ser quienes están a la vanguardia en ciencia o tecnología y otros que un día toman un balón y descubren que su cuerpo es más que una máquina, es un complicado sistema que requiere entrenamiento físico y sobre todo mental para lograr lo imposible. 

Uno de los últimos en mostrar la fuerza de los hábitos y de la determinación es LeBron James, uno de los mejores jugadores de Basketball de la historia. Aunque el reconocimiento a nivel mundial llegó en los últimos años, desde que era un joven recién salido de la preparatoria, en el círculo interno de la NBA, ya era una leyenda.

Con sólo 18 años y sin un partido jugado en la liga de baloncesto más importante del mundo, LeBron estaba siendo asediado por las más importantes marcas deportivas. Sólo pocos pueden imaginar el estrés generado en esa época. No era un hombre con dudas de si lograría ser una estrella, él ya sabía de lo que era capaz. No, lo que lo agobiaba eran las decisiones que debía tomar en ese momento, algunas que lo marcarían de por vida. 


Lebron James

Aún sin contrato firmado con algún equipo, Rebook vio el potencial de LeBron James y le ofreció un contrato de 10 millones de dólares. LeBron fue criado por su madre, quien siempre tuvo problemas financieros, pero que trabajó duro para mantener alejado a LeBron de las pandillas de los barrios en los que vivían, por lo que al tener frente a ellos un contrato que les aseguraba resolver la mayoría de sus problemas, es difícil entender cómo LeBron pudo decir no

Aquí es donde entran las lecciones de vida que podemos aprender de un joven de 18 años con metas tan altas como su talento. LeBron vio el contrato y sabía que eso cambiaría su vida para siempre, pero una de las cláusulas le prohibía entablar relaciones con agentes de otras marcas deportivas como Nike o Adidas. 

Si Rebook le ofrecía 10 millones, pero le pedía alejarse de otras marcas, eso sólo significaba que era mucho más valioso de lo que creía. Con problemas financieros que se remontaban a su infancia, el dinero era esencial para LeBron, pero aún así, sin saber si era cierto que otros pagarían más por él, decidió alejarse de las pláticas con Rebook y esperar

Finalmente, poco después de rechazar millones de dólares, Nike se acercó a él y juntos hicieron historia al firmar un contrato por siete años con un valor de 90 millones de dólares. Esto fue todo un escándalo en la NBA, pues se trataba de uno de los jugadores más jóvenes de la historia que ni siquiera tenía un equipo para el cuál jugar. 

Hoy LeBron es una institución que brilla junto a Michael Jordan como los mejores de la historia y Nike acaba de darle un contrato de por vida que algunos especulan que vale más de mil millones de dólares. LeBron no es sólo un gran jugador, es un ejemplo de lo que significa la autovaloración y determinación