Los envases plásticos de bebidas forman el material de desecho que más se acumula en las ciudades, generando grandes toneladas de basura que además tardan alrededor de 500 años en degradarse.

Frente a esta problemática la investigadora argentina del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) Rosana Gaggino diseñó junto a su equipo un proceso que reutiliza los envases descartables de bebidas desechados para la elaboración de elementos de construcción como ladrillos de polietilen-tereftalato (PET).

El proceso de fabricación es muy simple, ya que, a diferencia del convencional (que une cemento y arena), reemplaza la arena por partículas de plástico PET.

Las botellas PET para la construcción se han expandido en los últimos años, pero estos ladrillos representan un gran avance, ya que son 5 veces más aislantes térmicos que los convencionales, y se pueden construir con ellos muros de menor espesor. Además, son mucho más livianos y tienen gran resistencia al fuego.

Uno de estos ladrillos de PET se hace reutilizando 20 botellas descartables, generando una alternativa ecológica al ladrillo convencional que consume suelo fértil, leña y produce contaminación atmosférica, ya que no necesita cocción en grandes hornos a cielo abierto. 

Estos ladrillos cuentan con una patente argentina obtenida en el año 2008, y un Certificado de Aptitud Técnica otorgado por la Subsecretaría de Vivienda y Desarrollo Urbano en el año 2006.

Aunque aun se utilizan para cerramientos y no con finalidad estructural, su creación representa un gran avance y una posibilidad para promover un modo de construcción más amigable con el medio ambiente.

Obtén más información en el Manual de producción y aplicación del ladrillo de PET del CONICET o mira este sencillo video explicativo: