A lo largo de un buen tiempo nuestra sociedad ha evolucionado (sobre todo en estas últimas cuatro décadas) en la construcción del concepto de “sustentabilidad y desarrollo”, y dentro de ello, la temática “género y ambiente” cuestión que no constituye un simple elemento añadido, más bien forma parte de una categoría que nos ayuda a comprender la equidad y el derecho a una vida digna #porunmundomejor.

Ahora bien, es importante dejar en claro que: no podemos hablar de “sustentabilidades” sin incorporar variables de género, y tampoco, crear políticas de desarrollo sin concebir los criterios de equidad, ya que ambas cuestiones se cruzan transversalmente en todos los ámbitos de la acción pública.

Genero y ambiente

Con esta premisa, el sistema jurídico internacional lo instrumenta a través de: “La Declaración Universal de los Derechos”, “El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y Protocolo Facultativo”, “La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer”, “La Declaración de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Desarrollo”, “La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del hombre”, “La Convención Americana de Derechos Humanos (y su Protocolo)”, “La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer”, “La Agenda 2030” (más reciente con sus Objetivos del Desarrollo Sostenible, principalmente en esta cuestión el número 5, viéndose vinculados los 1,2,4,6,10 y 11) entre otras herramientas.

Nos ayudarán a proteger estos derechos fundamentales que no tienen nada que ver con el “sexo” (que es la categoría biológica) sino que hace referencia a cada rol o papel y comportamiento, que desempeñan los seres humanos en sus relaciones sociales, económicas y culturales guiadas por su valor personal (moral, ética, etcétera), generando así una construcción social la cual comprendiendo esto pueden modificarse.

Según la Dra. Adriana Norma Martínez, quien ha sido de inspiración y docente referente para escribir este artículo, la “identidad de género” es la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente profundamente, y podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo y otras expresiones.

Al incorporar el “enfoque de género” (el cual es una herramienta conceptual y metodológica que permite entender la construcción de las identidades y relaciones en contextos sociales específicos) garantizamos los asuntos vinculados a ello y a los diferentes roles o papeles que desempeña cada ser humano, profundizando así el valor de los sistemas democráticos, garantizando la tutela y el respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales que son requisitos de la existencia del Desarrollo Sustentable.

Genero y ambiente

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En definitiva, la importancia de los roles y papeles respetando la equidad y el derecho a una vida digna estimula el fomento de sociedades igualitarias, pacíficas y con capacidad de desarrollarse de forma sustentable.

Dra. Martina Goldsztein

PD: Por último es importante aclarar que cuando se involucran cuestiones de aspectos de igualdad y equidad de género, no hablamos únicamente de las mujeres, sino que también se aborda a los hombres, teniendo en cuenta el enfoque ambiental ambos participan en el manejo del ambiente a nivel decisorio y de gestión con diferentes formas de acceso y control.