Como toda industria de alcance mundial, el negocio de la moda rápida (ropa barata que se usa un par de veces y se desecha) es enorme y guarda muchos secretos.

Evidentemente, las grandes compañías textiles del mundo no quieren que los conozcas porque exponen sus métodos de explotación ambiental y humana, pero debes conocerlos para saber lo que realmente se esconde detrás de esa hermosa ropa de diseñador que tanto nos atrae.

Agua tóxica

La moda rápida, la que se fabrica para vestirse solo un par de veces y luego desechar las prendas, es un gran enemigo de las aguas limpias. “El teñido textil es el segundo contaminante más grande de agua limpia del mundo, después de la agricultura”, advierten grandes campañas ambientalistas.

Los productos utilizados para teñir la ropa a gran escala son químicos peligrosos, en ocasiones cancerígenos, de los que los compradores no tienen ni idea. Los líquidos desechados se vierten por las vías fluviales infectando ríos y, en ocasiones dejando comunidades enteras sin probabilidades de subsistir.

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Cadena alimenticia contaminada

El poliéster, una tela sintética muy popular, que requiere grandes cantidades de petróleo para ser fabricada, desprende microfibras de plástico al ser lavadas, estas microfibras terminan en los canales de agua y, al no ser biodegradables, algunas criaturas marinas como el plancton y los peces las ingieren, animales que luego consumimos nosotros, continuado el ciclo venenoso.

Deuda

Actualmente, la industria de agricultura de algodón usa semillas genéticamente modificadas, que producen mayores cosechas que las naturales, por lo que los agricultores se vieron obligados a cambiar a estas semillas, que son extremadamente caras, además de requerir plaguicidas especializados, generando un ciclo de deuda que a la larga puede resultar impagable y afectar a otras industrias.

Plaguicidas

No solo el algodón necesita inmensas cantidades de agua para crecer, sino también altos niveles de plaguicidas. El algodón está considerado uno de los cultivos más contaminantes del mundo debido a su alta necesidad de agentes pesticidas.

El cultivo de algodón es sumamente contaminante (Shutterstock)

Llena los vertederos

Aunque pensamos que estamos haciendo el bien, al donar la ropa, en realidad, esta termina en los vertederos mundiales. En Estados Unidos, solo el 10% de la ropa se revende, mientras que el resto, que resulta ser unos 13 trillones de toneladas al año, termina en los vertederos.

Gases invernaderos

La moda rápida no resulta dañina solo por infectar las aguas y la cadena alimenticia, los tintes químicos y las fibras sintéticas producen metano, un gas de efecto invernadero que tardará miles de años en desaparecer.

El engaño de la donación

La ropa que se dona, por lo general nunca cumple su objetivo inicial, en cambio, esta se exporta hacia África, América Central y del Sur para poder ser vendida, y la que no se vende, termina siendo quemada en cantidades alarmantes.

La explotación laboral extrema es muy común en la industria de la moda rápida (Shutterstock)

Casi esclavitud

Las personas que trabajan manualmente confeccionando ropa de diseñador suelen ser jóvenes mujeres del tercer mundo, por lo general de entre 18 y 24 años, la mayoría gana menos de 3 dólares y trabaja por un periodo de 14 horas al día. Inhumano.

Promoviendo la cultura del desecho

La ropa de moda rápida está diseñada meticulosa y especialmente para ser un producto de diseño desechable, descartable y de pronto reemplazo. Solo en Estados Unidos, el ciudadano promedio desecha unos 37.17 kilos de prendas al año.

Condiciones de trabajo deplorables

La moda rápida es realizada permisivamente sin objetar acerca de las condiciones de trabajo de las personas que la realizan. La ropa suele ser hecha en fábricas clandestinas que mantienen a sus trabajadores en condiciones inhumanas y peligrosas, aprovechándose de su desesperación por ganarse la vida.

Esto se sabe debido al accidente ocurrido en una fábrica desconocida en Daca, Bagladesh, en el año 2013, cuando un edificio se desplomó matado a 1.200 trabajadores.

Hay muchas más prácticas deplorables que las que hemos nombrado aquí, pero estas ejemplifican perfectamente el daño que causa una industria nociva y por encima de todo, innecesaria.

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Fuente

MSN