Comencemos por quitarle al amor el sinónimo de pareja. ¡Existen múltiples formas de amor! Después de todo, esa es la fuerza que une a todas las cosas y personas en el Universo. Sin embargo algunas veces podemos confundirnos. ¿A qué llamamos realmente "amor"?

Según Buda, dentro de nosotros mismos y de todo lo que nos rodea existen cuatro cualidades de una persona iluminada: el amor, la compasión, la alegría y la ecuanimidad. Juntos forman los cuatro aspectos del amor verdadero, capaz de sanar la ira, la tristeza, el odio, la soledad y el apego.

Una no es sin la otra. El amor verdadero debe tener compasión, alegría y ecuanimidad. Una compasión verdadera debe tener amor, alegría y ecuanimidad. La verdadera alegría tiene que contener amor, compasión y ecuanimidad. Y la ecuanimidad verdadera tiene que tener amor, compasión y alegría.

Si los practicas, sentirás una felicidad genuina que brota del corazón, y se expande de adentro hacia afuera, a nuestras vidas y a las personas que amamos.

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1. El amor

El primer aspecto del amor verdadero es la intención sincera de brindar o brindarse a uno mismo alegría y felicidad. Pero también es la posibilidad de hacerlo, es decir, la liberación de cualquier bloqueo. Eso implica desarrollar una escucha activa, para con los demás y para con uno mismo, de forma tal de comprender lo que necesitamos y lo que nos daña. Esa escucha no emite juicios, sino que comprende.

Todos tenemos la semilla del amor en nosotros. Buda nos enseñó a desarrollar esta poderosa fuente de energía, alimentando el amor incondicional, ese que no espera nada a cambio y va de adentro hacia afuera.

2. Compasión

El segundo aspecto del amor verdadero es la intención y capacidad de aliviar y transformar el sufrimiento. Esto implica desarrollar la empatía, la escucha y la comunicación, pero mantener la suficiente claridad, calma y fortaleza como para no absorberlo personalmente.

Tan solo una palabra, acción o pensamiento compasivo puede ayudar a otro a aliviar el sufrimiento y traerle alegría, consuelo y confianza.

Recuerda: "Con compasión en nuestro corazón, cada pensamiento, palabra y acción puede producir un milagro".

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3. Alegría

La alegría es la tercer cualidad del amor verdadero, ya que nos hace bien al corazón, nos brinda bienestar y no sufrimiento o dolor.

Alegría no es igual a una felicidad como la que muestran las publicidades, es tener la mirada abierta como para reconocer pequeñas cosas en la vida que generan alegría en nuestro corazón.

Esa alegría es genuina, nos brinda paz y satisfacción. No se genera a costa de nadie ni, mucho menos, de su sufrimiento. Brota del bienestar propio o de otro ser a nuestro alrededor.

4. Ecuanimidad

Esta cuarta cualidad se refiere al desapego, la imparcialidad. La verdadera ecuanimidad no es ni fría ni indiferente, sino integradora. Implica una visión amplia del amor, nos invita a practicar la igualdad también en el amor, quitando cualquier límite que nos lo impida, ya que ese límite vendrá basado en el miedo y, por lo tanto, solo se vinculará al ego.

Sin ecuanimidad el amor puede volverse posesivo. El amor verdadero es libre.

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Fuentes:

The minds journal