Imagina que entras a un café y encuentras que ofrecen tres tamaños. ¿Alguna vez has notado que el tamaño mediano y el tamaño grande, a pesar de tener una diferencia considerable de contenido, suelen costar casi lo mismo?

Esto nos puede llevar a considerar que el mediano es menos atractivo. Así, terminemos eligiendo el grande, gastamos más dinero y consumimos algo que tal vez no necesitábamos.

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Si alguna vez has hecho esto, fuiste víctima del efecto señuelo, conocido técnicamente como efecto de dominio asimétrico. Es un fenómeno psicológico que ha sido estudiado por diversos expertos, debido a que sus implicaciones están más presentes en nuestras vidas de lo que creemos.

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En pocas palabras, consiste en ofrecer una tercera opción que es poco atractiva en comparación con las otras dos (el señuelo), para convencernos de elegir alguna de estas. En el caso de la cafetería, el café mediano es el señuelo. En términos de tamaño, es superior al pequeño, pero como su precio es casi igual al del café grande, puede parecer un desperdicio gastar casi lo mismo por un tazón no tan grande.

Es una estrategia de marketing muy popular de la que la gran mayoría de las personas no está consciente y de la que muchos hemos sido víctimas en innumerables ocasiones. Pero sus efectos no están para nada confinados a la compra y venta de productos. Los expertos han confirmado que también está presente en la contratación de personal, las citas en línea, en la asistencia sanitaria y hasta en política.

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Pero, ¿por qué ocurre? ¿Por qué caemos frente a una estrategia tan sencilla? No está del todo claro por qué ocurre, pero algunos psicólogos debaten que la tercera opción nos da la oportunidad de comparar precios y otras cualidades de los productos. Sin esa opción, nuestra decisión parecería arbitraria y su presencia nos permite justificarnos la decisión.

Una mujer revisa la etiqueta de los productos en el supermercado

¿Cómo podemos evitarlo?

Para evitar ser víctima del efecto señuelo, debemos primero saber de su existencia, y luego considerar los factores adicionales que influyen en nuestras decisiones en general. Por ejemplo, los expertos consideran que las personas que se dejan llevar más por su intuición pueden “picar” más fácilmente ante el señuelo. Por el contrario, los que consideran pros y contras más rigurosamente, son menos susceptibles.

Las hormonas también influyen en la toma de decisiones en general. Los altos niveles de testosterona pueden volvernos más impulsivos, lo cual nos hace más vulnerables a caer en la trampa.

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Para evitarlo, tenemos que considerar a fondo las opciones y determinar si las decisiones que tomamos están basadas en un estudio riguroso de las alternativas, o si solo nos estamos dejando despistar por opciones que son deliberadamente malas. El objetivo siempre es tomar la decisión que mejor cubre nuestras necesidades.

Es responsabilidad de todos practicar el consumo responsable. Guiados por este principio, obtenemos solo lo que necesitamos, pero también es importante prestar atención a la historia que hay detrás de los productos y servicios que elegimos. Así, nuestros consumos también serán sustentables.

Fuente:

BBC Mundo