Habitualmente se nos muestra una imagen del eneagrama vista desde lo alto, como si fuese una fotografía tomada por un Dron, donde se visualizan todos los vínculos (ver fig. 1). Es una imagen correcta, pero genérica. Como cada eneatipo transita un recorrido particular, lo más preciso, a nuestro criterio, es que cada uno de los nueve genere su propia imagen arquetípica. En el caso del UNO, en dicha imagen (ver fig. 2) verá sus alas (DOS y NUEVE), sus brazos (SIETE y CUATRO), sus eneatipos consonantes (en sus ejes con el CINCO y con el SEIS) y el punto ciego, representado por un eje, con un eneatipo en cada extremo (el OCHO y el TRES).

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Figura 1.

LAS ALAS DEL UNO

Como ya contamos, cada persona desarrolla atributos y características de una o de ambas tipologías contiguas a la suya; la alas. El ala sirve para equilibrar la tendencia de fondo del eneatipo. Habitualmente, una de las alas se desarrolla en la primera mitad de la vida y una de las misiones en la segunda mitad de la vida consiste en orientarse hacia la otra. Esto, muchas veces acontece espontáneamente, aun en personas que desconocen el eneagrama. Las alas del UNO son: el NUEVE y el DOS.

¿Cómo es el NUEVE y qué le trae al UNO? El NUEVE es el “pacificador”. Siente visceralmente el anhelo de armonía. Actúa como intermediario o conciliador en situaciones de tensión en el ámbito familiar, laboral o comunitario. Este deseo de armonía, puede llevarlo a altos grados de pasividad e inacción, resultado de su temor a tomar decisiones que lo pudieran comprometer. Si el UNO tiene desarrollada el ala NUEVE, se vuelve más armónico, más relajado, más objetivo y más justo. Aunque también puede volverse impersonal, distanciado y no focalizado. El NUEVE le trae al UNO la posibilidad de pasar de la ira a la serenidad.

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¿Cómo es el DOS y qué le trae al UNO? El DOS es “el que da”. Sus dotes sociales y capacidad de entrega lo llevan a intuir las necesidades del prójimo y su generosidad, lo lleva a actuar en consecuencia. Sin embargo, la incapacidad de reconocer sus propias necesidades afectivas lo inducen a buscar el agrado y reconocimiento de los demás, pudiendo llegar a ser dominante y/o posesivo. Si el UNO tiene desarrollada el ala DOS, se vuelve más altruista, más generoso, y más misericordioso. Aunque también puede volverse manipulador y/o descuidado consigo mismo. El DOS le trae al UNO la posibilidad de pasar del hipercriticismo a la empatía.

LOS BRAZOS DEL UNO

A su vez, cada eneatipo tiene un vínculo primario con dos eneatipos específicos: estos se denominan brazos. Los brazos del UNO son: el CUATRO y el SIETE. En un primer momento, el UNO se siente identificado con aspectos del CUATRO y, posteriormente, con los del SIETE.

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Figura 2.

¿Cómo es el CUATRO y qué le trae al UNO? El CUATRO es “el creativo”. Siente intensamente la energía de la vida. Lo caracteriza una natural apreciación de la idea de belleza, una gran riqueza emotiva y una especial sensibilidad. No siempre es capaz de comunicarse exitosamente con los demás pudiendo, a veces, caer en estados melancólicos. El CUATRO le trae a UNO la posibilidad de pasar de la forma al fondo.

¿Cómo es el SIETE y que le trae al UNO? El SIETE es “el optimista”. Es una persona que nunca pierde la magia de la niñez, que contagia su exuberancia, vitalidad y alegría donde quiera que se desenvuelva. Este comportamiento, en ocasiones, constituye un mecanismo de evasión contra ataques, miedos y /o dolores. El SIETE le trae al UNO la posibilidad de pasar del control a la distención.

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LOS EJES DEL UNO

Cada eneatipo tiene dos eneatipos consonantes, con los cuales constituye un eje. El UNO y el CINCO constituyen el Eje del Orden. El CINCO es “el observador”, contempla la realidad para obtener de ella conocimiento y crecer. Invita al UNO a reflexionar, lo ayuda a pasar de la acción (orden práctico) a la contemplación (orden teórico). El UNO y el SEIS comparten el Eje del Deber Ser. El SEIS es el “confiable”, necesita saber cuáles son las expectativas de las que es objeto y las normas de actuación. El SEIS le trae al UNO la posibilidad de pasar de la autoridad interior a la exterior.

Cada eneatipo es ciego a un eje. Es importante identificarlo, porque los eneatipos que lo constituyen, son aquellos con los cuales tiene menor vinculo. El UNO es ciego al Eje de la Independencia, representado por el TRES y el OCHO en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el TRES y el OCHO le permitirán al UNO salir de su rigidez. El TRES es “el exitoso”, es una persona optimista, eficiente, práctica, emprendedora, confiada, enérgica, vibrante y con un ritmo de vida de alta velocidad. El TRES le trae al UNO la independencia que le posibilita pasar de su necesidad de control a tomar riesgos. El OCHO es “el líder”. Lo que lo hace líder no es su función, sino su modo de ser y de relacionarse. El OCHO le trae al UNO la independencia que le permite pasar de la atadura a la forma a rebelarse.

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Si sos un UNO, ¿pudiste reconocerte? Si no sos un UNO, ¿pudiste identificar a algún amigo o pariente?