Todos estamos vinculados, nuestras energías se nutren y enriquecen mutuamente. El eneagrama nos permite ver estas relaciones directas e indirectas. Es importante notar la armonía profunda que presenta el eneagrama. Son nueve enatipos y si restamos el nuestro quedan ocho restantes. Estos se componen en pares: dos eneatipos contiguos (alas); dos eneatipos primarios (brazos); dos eneatipos consonantes (ejes) y dos eneatipos ajenos (puntos ciegos). La secuencia, alas, brazos, consonantes y puntos ciegos no es caprichosa, remite a grado de cercanía energética entre los eneatipos, siendo las alas las más cercanas y los puntos ciegos (como lo sugiere el término) las más ajenas. Sin embargo, TODOS son importantes y señalan un sendero de crecimiento e integración.

Hoy hablaremos de los Puntos Ciegos; es decir, aquellos con los que “naturalmente” no tenemos afinidad.

El UNO es ciego al eje de la independencia, representado por el TRES y el OCHO en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el TRES y el OCHO le permitirán al UNO salir de su rigidez y decirse “yo puedo”. El TRES es “el exitoso”, es una persona optimista, eficiente, práctica, emprendedora, confiada, enérgica, vibrante y con un ritmo de vida de alta velocidad. El TRES le trae al UNO la independencia que le posibilita pasar de su necesidad de control a tomar riesgos. El OCHO es “el líder”. Lo que lo hace líder no es su función, sino su modo de ser y de relacionarse. El OCHO le trae al UNO la independencia que le permite pasar de la atadura a la forma a rebelarse.

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El DOS es ciego al eje de la contemplación, representado por el CINCO y el NUEVE en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el CINCO Y el NUEVE le permitirán al DOS conectarse consigo mismo y decirse “estoy bien en soledad”. El CINCO es el “observador”, se aísla para poder observar la realidad y, de ese modo, obtener de ella conocimiento y crecer. En ese aislarse, el CINCO, le trae al DOS la posibilidad de observar que, a veces, tiene un dar intencionado y debe pasar a un dar desinteresado. El NUEVE es el “pacificador”, posee una enorme capacidad de soportar la soledad y el silencio. Es desde este lugar que desarrolla una fina intuición para detectar las necesidades y los intereses de los demás. El NUEVE le trae al DOS la posibilidad de pasar de la hiperactividad al sosiego.

El TRES es ciego al eje del orden, representado por el UNO y el CINCO en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el UNO y el CINCO le permitirán al TRES salirse de su hacer frenético. El UNO es “el idealista”, es una persona activa, capaz de tomar la iniciativa y dar vida a nuevos proyectos. Sus actitudes se basan en su autodisciplina y su organización. El UNO le trae al TRES la capacidad de pasar del hacer descontrolado al hacer ordenado. El CINCO es el “observador”, se distingue por la capacidad de análisis y síntesis (ordenar conceptos). El CINCO le trae al TRES la posibilidad de teorizar antes de actuar.

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El CUATRO es ciego al eje de la pertenencia, representado por el SEIS y el SIETE en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el SEIS y el SIETE le permitirán al CUATRO “sentirse parte de”. El SEIS es el “confiable”. Se caracteriza por la colaboración, la lealtad, la responsabilidad y fidelidad a las personas y al deber. En su búsqueda de pertenecer, SEIS le trae al CUATRO la posibilidad de pasar de la rebeldía a la aceptación de las normas. El SIETE es el “optimista”. Vive con pasión, actitud que marca su modo de ser, de situarse y de relacionarse. En el otro extremo del eje, la pertenencia del SIETE a “la vida” le trae al CUATRO pasar de la melancolía a la alegría.

El CINCO es ciego al eje de la exterioridad, representado por el DOS y el TRES en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el DOS y el TRES le permitirán al CINCO salir de su aislamiento. El DOS es “el altruista”. Sus dotes sociales y capacidad de entrega, lo llevan a intuir las necesidades del prójimo. Da lo mejor de sí cuando los demás se encuentran en situación de crisis, seguro de que cualquier problema tiene solución. El DOS le trae al CINCO la posibilidad de pasar de su aislamiento a conectarse con el otro. El TRES es “el exitoso”. Es una persona optimista, eficiente, práctica, emprendedora, confiada, enérgica, vibrante y con un ritmo de vida de alta velocidad. El TRES le trae al CINCO la posibilidad de pasar de la reclusión al movimiento.

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El SEIS es ciego al eje de la fuerza, representado por el CUATRO y el OCHO en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el CUATRO y el OCHO le permitirán al SEIS superar sus miedos. El CUATRO es “el creativo”. Es una persona original, auténtica, sensible, cálida, introspectiva, creativa, refinada, intuitiva y contenedora. El CUATRO le trae la fuerza que le permite pasar del deber ser, al ser auténtico. El OCHO es el “líder”. Es claro y directo a la hora de establecer límites y decir que no. Lo que lo hace líder no es su función, sino su modo de ser y de relacionarse. Transmite fuerza, decisión y realismo en lo que hace, generando un alto grado de confianza. El OCHO le trae al SEIS la fuerza que le permite pasar del miedo a la afirmación.

El SIETE es ciego al eje de la interioridad, representado por el CUATRO y NUEVE el en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el CUATRO y NUEVE le permitirán al SIETE sosegarse. El CUATRO es el “creativo”. Posee una gran riqueza emotiva, que lo lleva a una profunda necesidad de intimidad. El CUATRO le trae al SIETE la posibilidad de pasar de lo superficial a lo profundo. El NUEVE es el “pacificador”. Su capacidad de estar en soledad y en silencio le permite ser ecuánime, tranquilo y armónico. El NUEVE le trae al SIETE la posibilidad de pasar de la febrilidad al equilibrio.

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El OCHO es ciego al eje del deber ser, representado por el UNO y el SEIS en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el UNO y el SEIS le permitirán al OCHO salir de su rebeldía e intentar integrarse. El UNO es “el idealista”. Se esfuerza por mejorar la realidad, tanto dentro como fuera de sí mismo, para contribuir a crear un orden moral. El UNO le trae al OCHO la posibilidad de poder pasar del arrebato al auto-dominio. El SEIS es el “confiable”. Posee una gran capacidad de trabajo, sabe llevar a término los proyectos y es capaz de sacrificarse por los demás. Es fiel a la autoridad y es considerado óptimo colaborador. Valora los principios basados en la participación libre y la aceptación reciprocas. El SEIS le trae al OCHO la posibilidad de pasar de liderar a colaborar.

El NUEVE es ciego al eje de la comunicación, representado por el DOS y el SIETE en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el DOS y el SIETE le permitirán al NUEVE salir de su pasividad y acercarse a los otros. El DOS es “el que da”. La relación entendida como amor y/o amistad, es la dimensión más importante de su existencia. El DOS le trae al NUEVE la posibilidad de pasar de la indiferencia al compromiso afectivo. El SIETE es “el optimista”. Estima como un verdadero valor la variedad y no está dispuesto a perderse nada de cuanto estimulante y gratificante pueda ofrecerle la vida. El SIETE le trae al NUEVE la posibilidad de pasar de quedarse a salir.

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Los puntos ciegos son los eneatipos con los que nos cuesta relacionarnos; me animo a decir, que irritan. Sin embargo, son nuestros GRANDES maestros. Es a través de su regalo que podremos completar nuestro camino y, mas importante aún, ser más eficaces en el dar nuestro propio regalo a los otros.