En el último tiempo se ha escuchado hablar sobre la filosofía ambiental, una rama que es muy necesaria en estos tiempos para poder debatir las problemáticas como la contaminación y el calentamiento global entre otras.

Y es que en el último tiempo ha resonado con mayor fuerza este término e incluso existen diferentes especializaciones en universidades para poder ampliar este tipo de conceptos y debatir sobre ellos y las acciones que están llevando a un verdadera crisis ambiental.

No sólo las grandes potencias mundiales y las industrias han generado consecuencias casi irremediables en el ambiente. Las acciones que realizan todos los sujetos en la vida cotidiana han estado bajo la lupa ya que en los últimos años se ha podido comprobar la incidencia que tienen en el cambio climático.

Esto es importante destacarlo ya que, por muchas décadas, se ha creído que estas temáticas eran tema de los gobiernos y las grandes corporaciones e incluso, se ha llegado a descreer de su existencia.

De hecho, en la actualidad, pese a todo lo que se ha avanzado y que es una problemática tratada en medios de comunicación y está presente en las agendas sociales, todavía existen personalidades públicas que lo niegan, así como ciudadanos.

Y esto se debe a que durante mucho tiempo sólo se hablaba de ello en sitios o revistas especializadas, no eran temáticas que se abordaran en las agendas mediáticas ni mucho menos en las políticas. A las personas tampoco les generaba demasiado interés.

Esto último también tenía una explicación. La mayoría de los sujetos no estaban debidamente informados sobre temáticas como calentamiento global, efecto invernadero, crisis climática, entre otros.

Mucho menos, se informaba a las personas de que todos en algún punto favorecen al cambio climático a partir de sus acciones, hábitos y rutinas. Desde lo más básico como comer, vestirse y transportarse influyen en el ambiente.

Sin embargo, con el tiempo, los distintos sucesos naturales que se fueron desencadenando en distintas partes del mundo como inundaciones, sequías y aumentos bruscos de la temperatura hicieron que las sociedades comenzaran a preguntarse sobre el calentamiento global. Incluso, el pasado mes de julio fue el mes más caluroso registrado hasta el momento.

Esto llevó a que cada vez más personas se preocupen y ocupen por estas temáticas. Las temáticas que durante muchos años fueron obvias como utilizar productos de limpieza, maquillajes, perfumes, con presencia de químicos en sus elaboración, descartar todo a la basura y no reciclar, los consumos, entre otras acciones, hoy son más que cuestionadas.

El futuro del que tanto se habló por años, haciendo alusión a que las generaciones futuras padecerían las consecuencias ambientales llegó hace rato y se puede ver reflejado en distintos fenómenos.

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En tal sentido, se pueden mencionar modificaciones en el clima futuro como sequías severas y prolongadas, aumento de precipitaciones en ciertas regiones y disminución en otras, incremento de las temperaturas, aumentos en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos, derretimiento de bloques de hielo, entre otros eventos.

Con el aumento de temperatura los glaciares y las masas de hielo experimentaron retrocesos significativos que afectan a los ríos y a la disponibilidad de agua dulce en zonas áridas que dependen de estos cursos de agua.

Además, las inundaciones están asociadas a los cambios en el uso de la tierra y sequías lo que afecta a los cultivos, y en este sentido a cientos de personas que se dedican a la agricultura y ganadería, así como también a todos los que consumen aquellos productos. 

Por otro lado, una de las principales causas de las emisiones de GEI es la deforestación, la cual se aceleró a partir de la expansión agrícola. Al perderse el bosque nativo, se ocasiona una pérdida en la calidad del suelo, que impide la absorción de las lluvias, que a su vez aumenta el caudal de los ríos en algunas zonas. 

Asimismo, no se puede dejar de mencionar una de las principales consecuencias que tiene que ver con las conocidas olas de calor que cada vez se hacen sentir más y producen en algunos casos mortandad.

Por el aumento de temperatura los océanos absorben más energía y esto produce el calentamiento de sus aguas que es alarmante y que crece año a año. Esto a su vez, genera incremento de los niveles del mar, por la expansión térmica, y altera las las corrientes oceánicas, e indirectamente modificaciones en las tormentas. 

Por eso, es fundamental la conciencia social. Si bien cada vez más personas se preocupan y ocupan por estos temas, e incluso muchos países han avanzado en estas problemáticas y llevan a cabo diversas actividades de impacto, es preciso que en todos los países y lugares del mundo se cuente con la información necesaria. 

Enfrentar el calentamiento global propone desafíos éticos, políticos y económicos. Pero también aquí aparece la importancia de la filosofía ambiental, dado que no sólo es necesaria la acción sino también el debate sobre estos temas. Pero, ¿a qué hace referencia puntualmente? Veamos a continuación. 

¿Qué es la filosofía ambiental?

Cuando se hace referencia a la terminología se habla de una rama de la filosofía contemporánea que estudia y analiza las cuestiones éticas y morales vinculadas a la relación del humano con el ambiente.

A partir de la filosofía ambiental se intentan comprender las acciones y decisiones de las personas que impactan de manera directa o indirecta en la biodiversidad y todo lo vinculado al ambiente a través de la reflexión. 

Debatir y repensar las prácticas, la huella humana y las políticas ecológicas; en otras palabras, el impacto que tienen los seres humanos en el planeta. ¿Cuáles son los límites? ¿Hasta dónde los sujetos pueden pensar en su bienestar y comodidad sin tener en cuenta las consecuencias que esto genera en el planeta? ¿Cómo se establece el grado de responsabilidad que se tiene?


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Foto: Adobe Stock

Sin embargo, no hay una sola respuesta para todas estas preguntas, sino que existen diversas teorías para evaluar estas problemáticas. A raíz de esto surge la filosofía ambiental.

Si bien siempre se estudió la relación del hombre con el ambiente, fue recién en 1970 cuando la filosofía ambiental se consolidó como un campo de estudio específico.

Y es que las consecuencias de la huella humana en el planeta y la crisis ecológicas fueron tales que motivó a los pensadores a abordar estas problemáticas desde un lado ético, científico y cultural.

Filosofía ambiental: ¿Por qué es importante en el siglo XXI?

Como se mencionó anteriormente, la filosofía ambiental cobra mucha importancia ya que a partir de ella se puede debatir esta problemática que afecta a todos y todas partes del mundo y elaborar herramientas conceptuales para replantear la relación del humano con el ambiente.

Es sumamente importante poder hablar de estas cuestiones, mejorar la relación con el planeta, disminuir la huella de carbono y ser más responsables con las generaciones futuras cuidando y conservando los recursos naturales.

Ahora ya conoces a qué hace referencia la filosofía ambiental y para qué es importante. A partir de esta disciplina no será posible disminuir las consecuencias del cambio climático pero el debate de la misma y el diálogo con otras áreas de la ciencia será clave. Además, acompañarlo con las acciones políticas, económicas y personales.

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La expansión de la conciencia ambiental fue y es clave para esos avances, así como cuestionar todas las creencias, valore y metas de la sociedad, las industrias y los gobiernos.

Fuente: La mente maravillosa y Filosofìa UBA