El vertiginoso avance de la tecnología ha transformado nuestras vidas de formas asombrosas. Uno de esos cambios ha ocurrido en la manera en que escribimos: la llegada de los teclados en computadoras, teléfonos y otros dispositivos ha relegado la escritura cursiva a un segundo plano.

Esta transición ha tenido un impacto significativo en lo que se enseña en las escuelas primarias. Hace décadas, la escritura cursiva era considerada casi un arte, y se dedicaba mucho tiempo a enseñar a los niños caligrafía. Las letras debían ser bellas y formadas con precisión, siguiendo un estilo particular que hiciera que el texto resultara estéticamente agradable.

Hoy en día, la escritura con estilo en letra cursiva parece estar en decadencia. A medida que la comunicación se traslada cada vez más al ámbito digital, en muchos países, la enseñanza de la escritura cursiva ha sido excluida de los planes de estudio.

¿Es realmente necesario enseñar a escribir a mano en pleno siglo XXI?

A pesar de los argumentos a favor de abandonar la escritura a mano en favor de la escritura en teclado, los expertos han presentado razones evolutivas y neurológicas para continuar enseñando la escritura a mano. Según Ana María Borzone, doctora en Letras e investigadora principal del CONICET, "investigaciones han demostrado la superioridad de la escritura a mano sobre la escritura en teclado". La escritura a mano involucra múltiples sentidos, incluyendo la vista, el tacto y el movimiento, y requiere una coordinación fina de músculos y articulaciones en la mano, dedos, muñeca, brazo y hombro.

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Además, escribir a mano mejora el reconocimiento de las letras en la lectura y fomenta un mejor desempeño en la escritura y el aprendizaje en general, especialmente cuando se toman notas a mano.

La elección entre letra imprenta y cursiva también ha sido motivo de debate.

En Argentina, la enseñanza de la letra imprenta mayúscula prevalece, y la cursiva se introduce en segundo o tercer grado. Sin embargo, estudios han demostrado que el cerebro controla mejor la forma y extensión de los trazos en la escritura cursiva, ya que es un trazo continuo, a diferencia de la letra imprenta, que consiste en trazos individuales con interrupciones entre cada letra.

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La escritura cursiva, con práctica, tiende a ser más legible y uniforme que la imprenta, que puede tener variaciones notables entre letras debido a las múltiples detenciones del lápiz. Además, la escritura cursiva permite una mayor velocidad, lo que a su vez influye en la calidad de la composición escrita, ya que los escritores pueden centrarse más en el contenido que en la forma de las letras.

Borzone propone comenzar a enseñar la escritura cursiva desde el jardín de infantes, permitiendo que los niños desarrollen habilidades motoras finas y coordinación mano-ojo. La idea es guiar a los niños en el trazado de letras cursivas desde el principio, evitando la transición de un sistema de escritura a otro, lo que a menudo se considera un obstáculo para el aprendizaje.

Fuente: Somosohlala.com