En natural escuchar que atravesar momentos difíciles es lo que nos hace crecer, pero la verdad es que cuando estamos tristes, enfermos o dolidos no podemos ver esa relación. Sí, quizá cuando miras para atrás descubres que has salido fortalecido, pero al momento de atravesar una crisis, eso no es tan claro.

Sin embargo, no deja de ser cierto: los momentos más difíciles son los mejores maestros. A veces, solo es cuestión de entender cómo funcionan y cómo podemos sacarles provecho a pesar del dolor.

La catástrofe es inevitable, pero no lo que haces con ella

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En general los momentos más difíciles son aquellos en los que ocurren catástrofes que no hemos visto venir. Ya sea a nivel personal o global, no es lo mismo atravesar una situación complicada cuando uno sabe que va a suceder que cuando es algo totalmente imprevisto.

Sin embargo, siempre podemos estar preparados para actuar si una catástrofe llega a nuestra vida de buenas a primeras. Pues, tal como decía Víctor Frankl, hay algo que nada ni nadie puede arrebatarte jamás: tu libertad de elegir tu actitud ante la vida.

Pero la mejor manera de descubrir esa libertad, es atravesar una situación límite. Hasta ese momento, difícilmente podrás saber de qué eres capaz. Pero recuerda siempre: hay algo que es solo tuyo, y es tu actitud.

Estar presente

¿Te ha pasado que en algún momento de mucho dolor, eres capaz de prestar más atención que nunca al momento presente? Quizá eso sea porque mirar para atrás duele, pero mirar para adelante da terror. Entonces, te enfocas en el aquí y ahora y eso se siente bien.

Aprender a prestar atención puede ser más fácil en momentos de crisis que en aquellos de calma. Pues son esos momentos los que nos recuerdan que el presente es el único lugar seguro, lo que verdaderamente nos pertenece.

Si logras encontrar en el instante esas pequeñas maravillas por las que vale la pena vivir, entonces el dolor habrá sido tu mejor maestro.

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Poder decir adiós es crecer

Como dice la canción, muchas veces “poder decir adiós es crecer”. Adiós a esa persona que nos hizo mal, adiós a esa etapa que cerramos y que ya no volverá, adiós a ese ser querido que se fue antes de tiempo.

Si logras comprender que cada crisis en tu vida es la oportunidad para cerrar un ciclo y comenzar uno nuevo, entonces lograrás ver el dolor con otros ojos.

Al final, tienes mucho que aprender de los momentos más duros.

¿Qué opinas? ¿Sientes que has crecido después de alguna crisis?

Fuentes:

La Mente es Maravillosa