Ir a terapia es algo que algunas personas hacen durante toda la vida, mientras que para otros sigue siendo algo “para los locos”. Lo cierto es que para muchas personas reconocer que necesita ir a terapia se siente como un fracaso.

Muchos creen que deberían ser capaces de resolver sus propios problemas y de domar sus pensamientos, sin la necesidad de hacer intervenir a un profesional. Además, siempre están los amigos y la familia para ayudar, ¿O no?

Si eres de los que todavía no se animan a acercarse a la terapia, esta nota puede hacerte cambiar de opinión.

Aquí te damos varios buenos motivos que demuestran que todo el mundo debería ir a terapia al menos una vez en su vida.

1. Los terapeutas son profesionales de la salud

Un terapeuta no es sólo alguien que te escucha. Es un profesional de la salud, que ha estudiado y tiene toda una variedad de recursos para ayudarte a alcanzar una mejor comprensión de ti mismo y de tus problemas.

Las palabras del terapeuta casi nunca son inocentes, y suelen tener como objetivo hacerte reflexionar sobre distintos aspectos de tu vida.

2. Tienes mucho para aprender de tu vida “común”

Todos tenemos una vida común. No debes pensar que hacer terapia sólo sirve si has vivido una tragedia o tienes un gran trauma que resolver (aunque en esos casos es más que indispensable).

A veces, tu día a día también necesita la mirada de un especialista. A muchas personas les da vergüenza ir a terapia, porque creen que sus problemas no son tan graves.

Pero, si son importantes para ti y necesitas resolverlos, son dignos de ser tratados en una terapia.

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3. Un terapeuta no es un amigo

Y eso es lo bueno.

Pues tiene una visión más objetiva y desapegada de las situaciones. Además de haber estudiado para comprender por qué las personas actuamos como actuamos, la mirada de un terapeuta es de un profesional.

No se sentirá tocado o dolido por lo que le cuentes, y su opinión no estará cargada de cuestiones emocionales. Todo eso permite que sus palabras puedan transformarte mucho más profundamente.

4. La terapia es un momento para ti

Tener la posibilidad de hablar de absolutamente todo lo que te pasas y cómo te sientes, es verdaderamente un privilegio.

Aunque no te des cuenta, todo el tiempo estás guardando información: para no herir los sentimientos de alguien, para cuidar de los tuyos o simplemente porque no tienes tiempo.

La terapia es un gran espacio para sacar de adentro todo lo que te sobra y no puedes compartir en otro lugar.

5. Te ayuda a comprenderte mejor

Lo más rico de hacer terapia es que te permite conocerte mejor. Aunque creas que sabes muy bien cómo eres, es posible que en una terapia descubras aspectos de tu personalidad que desconocías, o logres vincular dos cuestiones que, hasta ese momento, eran cosas separadas para ti.

Entender cómo funciona tu mente es una de las mejores maneras de empezar a transformarte.

6. Te permite aprender a gestionar tus emociones

Un terapeuta te ayudará a identificar y cambiar los pensamientos disfuncionales que te hacen sentir mal, y sobre todo, te ayudará a gestionar tus emociones.

Así, podrás desarrollar la inteligencia emocional y manejarte en las relaciones y en la vida cotidiana de forma más funcional.

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¿Y tú has hecho terapia alguna vez?

Fuentes:

Psicorumbo

Emol