Idealmente, el agua debería llegar plenamente purificada a los grifos. En algunos países, eso sucede; pero en otros ello está lejos de ser una realidad. Las causas de las imperfecciones del agua que abastece las llaves de nuestras casas son diversas: un inadecuado sistema de potabilización y el propio desgaste de los conductos de agua.

En el primer caso, tenemos los efectos colaterales sobre la salud por las limitaciones del filtrado de la fuente de agua y por el empleo de determinadas sustancias químicas como el cloro, el bromo y el yodo. En el segundo, el deterioro causado por el uso de la cañería conlleva acumulación de residuos minerales y microrganismos. A continuación, veremos algunos detalles.

En cuanto a las limitaciones de la potabilización, existen altos niveles de calcio y sodio en los manantiales de tierras y rocas calizas de las fuentes, razón por la cual sus aguas se conocen como "duras" o "densas". No siempre el tratamiento de las aguas de estas fuentes reduce los niveles de estas sustancias a parámetros saludables y justamente por ello la Organización Mundial de la Salud recomienda a personas con tendencia a problemas renales evitar las aguas duras.

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En el tratamiento del agua, el empleo de cloro, flúor, nitratos y algunos metales pesados, a pesar de la existencia de parámetros internacionales que regulan sus proporciones de modo que no afecten la salud humana, varía en la práctica según los países y puede afectar la salud de diversas maneras.

El tema más delicado y que constituye el problema más frecuente es la calidad de los conductos de agua y su deterioro. Ciertamente, esta es una cuestión que varía sensiblemente de país a país. El hecho es que en muchos países el mantenimiento de las redes de abastecimiento de agua dista bastante de niveles óptimos, lo cual genera una serie de problemas.

Muchas infraestructuras se encuentran cada vez más degradadas y contienen carga microbiana potencialmente nociva. A estos hechos se añade la presencia de criptosporidios: bacterias resistentes al cloro caracterizadas por afectar a personas con bajas defensas -niños, ancianos y enfermos crónicos- con muy pocas defensas frente a los organismos patógenos.

En este panorama, el mismo cuerpo humano se convierte en el único filtro para todas estas impurezas, lo cual se paga muchas veces con un alto costo.

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Dadas estas circunstancias, ¿cuál es la solución?

La clave está en el filtrado del agua. Si la potabilización del líquido elemento falla, el recurso a los filtros de agua nos señala la salida. En el mercado encontramos filtros de muy diverso tipo. Lo que debemos asegurarnos es de proveernos de un dispositivo de filtrado con múltiples niveles de filtración y que incluya carbón activado.

Una alternativa en esas condiciones nos la proporcionan los equipos de filtrado Nikken que vienen en diversos modelos adaptados para diversas demandas. Los hay para uso individual y doméstico, y también para cargas mayores de demanda como las empresariales.

Las múltiples capas de filtración nos aseguran la adecuada esterilización del agua proveniente de los grifos y la inclusión de piedras minerales nos proporciona el apropiado incremento del nivel de alcalinidad adecuado para nuestra salud.