Arnie, el bacalao que rompió récord al nadar 860 kilómetros: un bacalao australiano de agua dulce dejó atónitos a los científicos al recorrer un extenso recorrido por el río Murray, una distancia sin precedentes para su especie. Apodado “Arnie” en honor a la exnadadora olímpica Ariarne Titmus, el pez se convirtió en un símbolo de resistencia y buena salud ambiental.
Un nado histórico en los ríos de Australia
El investigador Zeb Tonkin, del Instituto Arthur Rylah, explicó que el pez fue visto por primera vez en 2022 en Mullaroo Creek, a más de 13 horas de Sídney. Cuando las inundaciones azotaron la región, Arnie aprovechó la crecida para nadar 760 kilómetros río arriba en menos de dos meses.
Con las presas abiertas para dejar pasar el caudal, el camino estaba libre para su sorprendente travesía. Luego, el pez dio media vuelta y regresó 100 kilómetros hacia su punto de partida.
Un récord nunca antes visto
“Nunca habíamos observado un desplazamiento de tal magnitud”, afirmó Tonkin. Hasta ahora, el máximo recorrido conocido por un bacalao del Murray era de apenas 160 kilómetros. El hallazgo fue confirmado al analizar los datos compartidos entre equipos de investigación.
El bacalao del Murray es una especie emblemática del ecosistema australiano. Puede vivir más de 48 años, alcanzar 1,80 metros de longitud y pesar hasta 83 kilos.
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Un indicador de esperanza ambiental
El hallazgo de “Arnie” no solo sorprendió por la magnitud del recorrido, sino que también se convirtió en una señal alentadora para los investigadores. En un contexto de sequías recurrentes, contaminación y pérdida de biodiversidad en los ríos australianos, que un ejemplar joven haya podido desplazarse cientos de kilómetros sin obstáculos indica que el ecosistema del Murray-Darling está recuperando su vitalidad.
“Si estas especies se reproducen, crecen y migran con normalidad, es señal de que el río está en equilibrio”, explicó Tonkin.
Los científicos destacan que movimientos como el de Arnie podrían reflejar el éxito de los esfuerzos recientes por restaurar el flujo natural del río y mejorar la conectividad de los hábitats.
Este viaje épico no solo rompe récords, sino que también ofrece una dosis de esperanza sobre el futuro de las especies nativas de agua dulce en Australia.
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