¿Tomando agua correctamente? La temperatura podría ser la clave pues influye directamente en nuestro cuerpo y en cómo funcionan nuestros órganos. Expertos en salud advierten que no solo importa la cantidad, sino también si la consumimos fría, tibia o caliente.

Agua fría para ejercicios y entrenamientos

Según médicos, beber agua fría es lo más recomendable después de ejercitarse o cuando el cuerpo está sobrecalentado. Tomar agua caliente en estas situaciones podría elevar demasiado la temperatura corporal.

"El agua fría refresca y ayuda a enfriar el cuerpo. Es ideal durante el ejercicio o en días calurosos", explica la doctora Jill Blakeway, especialista en acupuntura y medicina china.

Estudios publicados en el Journal of the International Society of Sports Nutrition muestran que beber agua fría durante el ejercicio ayuda a mantener la temperatura central más baja por más tiempo, favoreciendo un mejor rendimiento físico.

Agua caliente para la digestión

En cambio, cuando se trata de digestión, los expertos en medicina tradicional china y ayurvédica recomiendan beber agua tibia o caliente. El agua fría puede endurecer las grasas de los alimentos y ralentizar el sistema digestivo.

"Beber agua caliente facilita la digestión y ayuda a que los órganos funcionen mejor", afirma la doctora Blakeway. Además, el agua tibia puede aliviar la formación excesiva de mucosidad y descongestionar los senos nasales.

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Elegir entre agua fría, tibia o caliente según la situación puede marcar la diferencia en cómo se siente y funciona tu cuerpo. (Imagen: Pinterest)
Elegir entre agua fría, tibia o caliente según la situación puede marcar la diferencia en cómo se siente y funciona tu cuerpo. (Imagen: Pinterest)

Evitar bebidas muy frías

El Clásico de Medicina del Emperador Amarillo señala que el consumo frecuente de bebidas muy frías, como refrescos o jugos con hielo, puede debilitar la “energía del estómago”. Esto, a su vez, puede afectar a otros órganos y aumentar la predisposición a problemas respiratorios, resfriados o alergias.

Los médicos recomiendan, sobre todo después de comidas copiosas o alimentos grasos, optar por agua a temperatura ambiente para mantener el cuerpo equilibrado y activo.

Escucha a tu cuerpo

Tanto el agua fría como la caliente tienen beneficios y posibles inconvenientes. La clave está en prestar atención a lo que tu cuerpo necesita en cada momento.

El agua fría puede ser refrescante después de un entrenamiento o durante un día caluroso, pero en exceso podría causar dolor de cabeza o congestión nasal. Por otro lado, tanto el agua caliente como la fría ayudan a regular la digestión, ya que al llegar al estómago ambas se equilibran en temperatura.

Consejos para hidratarte correctamente

  • Bebe agua fría para refrescarte tras el ejercicio o en días calurosos.
  • Prefiere agua tibia o a temperatura ambiente para mejorar la digestión y evitar molestias digestivas.
  • Evita el exceso de bebidas heladas durante las comidas o si tienes tendencia a resfriados y sinusitis.
  • Bebe agua fría para refrescarte tras el ejercicio o en días calurosos.
  • Prefiere agua tibia o a temperatura ambiente para mejorar la digestión y evitar molestias digestivas.
  • Evita el exceso de bebidas heladas durante las comidas o si tienes tendencia a resfriados y sinusitis.