Las fotografías de la lluvia torrencial en la Amazonia que se difundieron ayer resultaron ser una noticia falsa. Lamentablemente, el alivio aún no llega a la región. El pulmón del planeta sigue en riesgo, con cientos de miles de hectáreas que arden.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, manifestó su “profunda preocupación” por los incendios. “En medio de la crisis climática global, no podemos permitirnos hacerle más daño a una de nuestras principales fuentes de oxígeno y biodiversidad”, expresó en su cuenta de Twitter.

La Fundación Vida Silvestre precisó algunos detalles sobre los daños que ocasiona el incendio. El impacto inmediato en la biodiversidad es la muerte de miles de animales y plantas. Además, la pérdida de hábitat pone en riesgo la supervivencia de las especies.

Según explican, las áreas dañadas se volverán más vulnerables a las sequías, inundaciones y otros efectos del cambio climático, como consecuencia de la falta de vegetación. Además, los ecosistemas perderán su capacidad de absorción de dióxido de carbono.

Los expertos alertan que los incendios afectan a 40.000 especies de animales y plantas, 350 comunidades indígenas y 2.500 variedades de peces, pero también rompen el ciclo natural del agua, lo cual podría ocasionar sequías en los ríos de la cuenca amazónica y la cuenca del Plata.

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“Los incendios afectan a la foresta que tiene la función de la regulación del ciclo que tiene que ver con la dependencia que tenemos todas las especies vivas: el oxígeno y del agua", alertó la directora del Programa Colombia Amazon Conservation Team, Carolina Gil, en diálogo con Infobae.

Según explicó, el vapor de agua del monte amazónico es exportado hasta la cordillera de los Andes y baja hasta el Río de la Plata. Los glaciares y los ecosistemas de páramo se nutren de ese agua, y los incendios alteran su ciclo. “Ciudades grandes como San Pablo, Buenos Aires y Bogotá y, en general, la población va a sufrir la escasez de agua además de la implicación que tiene en la disminución del caudal de los ríos", agregó Gil.

Las consecuencias de estos incendios se seguirán sintiendo en el largo plazo. "Las llamas actúan a nivel del suelo, pero esto es suficiente para causar la muerte de árboles muy grandes, hasta dos años después del incendio. Los árboles muertos pierden sus hojas, lo que conduce a una mayor penetración en el bosque, la vegetación se vuelve más inflamable y si no hay nuevos incendios, llevará varias décadas alcanzar la misma densidad (de vegetación)", explicó Paulo Moutinho, investigador del Instituto de Investigación Ambiental en la Amazonía (IPAM) a la agencia AFP. "Las áreas devastadas son invadidas por otras especies típicas de áreas más secas, como las de Cerrado (sabana brasileña)", agregó.

Vida Silvestro indicó que para prevenir futuros incendios "urge combatir las causas de la deforestación en todo el bioma e impulsar una reforestación posterior, que permita restaurar el bosque y evitar una mayor degradación y pérdida de la cobertura vegetal", y aclaró: “Con esto estamos diciendo que no podemos permitir que ni una sola hectárea afectada por estos incendios cambie su uso hacia ninguna otra cosa que no sea la provisión de servicios ambientales, claves para la vida en todo el planeta”.

Para ello, llamó a todos los ciudadanos a comprometerse a no consumir nada derivado de las zonas quemadas, a exigir su restauración y colaborar en el proceso.

“Mientras la deforestación continúa, perdemos bosques, culturas, biodiversidad, servicios ambientales y oportunidades de un real desarrollo sustentable. Es hora de asumir los compromisos y salvar nuestros bosques. Sin bosques, no hay vida”, concluyó.

Para el día de hoy, se ha convocado una marcha mundial en las embajadas de Brasil con el objetivo de reclamar acciones urgentes para frenar los incendios.

Fuentes:

El Mundo

Infobae

ABC