Esta imagen resume parte de la crueldad y la capacidad destructiva de la humanidad y, mejor aún, la bondad de la naturaleza y su determinación indomable para seguir adelante.
A pesar de estar mutilada y deteriorada, esta planta persevera hasta dar frutos nuevamente.
Debemos recordar que la naturaleza no razona, sino que solo reacciona. Y, cualquiera sea su respuesta -frío, calor, erupción de volcanes, sismos, incendios- después siempre viene la vida.
Pero la naturaleza también tiene límites. Lo que hoy florece, mañana desaparece sin importar cuán próspero haya sido.
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Un llamado importante para la concientización sobre la destrucción y la tala de árboles inmediatamente, o apresuraremos la carrera contra el tiempo, quedándonos sin espacios verdes y sin planeta en el que vivir.
La respuesta a la tala de muchos es la siembra de todos: ¡reforestemos sin preguntar quién lo ha roto!