Por Ornela Garelli, especialista en consumo responsable de Greenpeace México.

El 13 de octubre se conmemora el Día Internacional de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) con el objetivo de crear conciencia sobre los impactos de la generación de este tipo de basura, así como de promover su gestión y eliminación correcta. Pero ¿por qué es importante esta fecha?

De acuerdo al Global E-Waste Monitor 2020, cerca de 54 millones de toneladas métricas de residuos electrónicos se generaron a nivel mundial en 2019, con un incremento de 21% en los últimos cinco años. Para el caso de México, de acuerdo al Inventario de Residuos Electrónicos de la SEMARNAT-PNUD (2017), se generaron alrededor de 1.1 millones de toneladas de residuos de este tipo a nivel nacional en el año 2015.

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Se estima que cada mexicano (a) produce cerca de 9.4 kg de RAEE al año (2017), por arriba de los 7.3 kg per cápita que en promedio se generan a nivel global, poniendo a México como el segundo mayor generador de estos residuos de América Latina, sólo después de Brasil.

Esta gran cantidad de residuos representa un grave problema ambiental y para la salud humana. De acuerdo a datos de la oficina de Información Científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión (INCyTU 2018), el 50% de los RAEE generados en México termina en tiraderos o rellenos sanitarios no controlados y el 40% se queda almacenado en los hogares, situación que afecta al medio ambiente y a las personas debido al uso de químicos dañinos, metales pesados y otras sustancias tóxicas tanto en el producto mismo como en su manufactura.

Estamos hablando de arsénico, níquel, mercurio, plomo, cadmio, berilio, cromo, bario o contaminantes orgánico persistentes (COP), entre otros, que se liberan en el ambiente o que entran en contacto directo con nosotros. La exposición a las sustancias tóxicas presentes en los residuos electrónicos puede provocar cáncer de piel o pulmones, afectaciones en el sistema nervioso y muscular, incremento en la presión sanguínea, irritación de ojos, y otros males. Las personas encargadas del reciclaje informal son particularmente vulnerables.

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Además de esto, la fabricación de nuevos productos implica una gran extracción de recursos naturales y una alta emisión de gases de efecto invernadero (GEI), por ejemplo, 17 compañías de electrónicos analizadas por Greenpeace en su Guide to Greener Electronics 2017 generaron en 2016 una emisión de 103 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente, equiparable a todas las emisiones de la República Checa. A esto se suman prácticas mineras peligrosas, para la extracción de minerales y metales que se usan en la fabricación, que afectan no solo al planeta sino también a las comunidades cercanas (enfermedades, conflictos sociales, violaciones de derechos humanos…).

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Detrás de estos problemas y de la alta generación de RAEE, se encuentran diversos factores, como ciclos de vida cortos en los aparatos; altas tasas de consumo (por ejemplo, de acuerdo a la Competitive Intelligence Unit, a finales de junio de 2019 había 120.4 millones de líneas móviles en México); bajas tasas de reciclaje (alrededor del 10% en México y del 17% a nivel global) y pocas opciones de reparación.

Esto significa que los impactos sociales y ambientales de los residuos electrónicos están vinculados con nuestro sobreconsumo de estos aparatos y nuestra adicción, por ejemplo, a adquirir el celular de moda o a tener una TV en cada habitación de la casa, así también con prácticas inadecuadas por parte de las empresas tecnológicas que nos venden dispositivos prácticamente desechables que nos obligan a reemplazarlos en periodos cortos de tiempo.

La posibilidad de reparar, renovar y dar mantenimiento a los dispositivos y aparatos electrónicos con los que ya contamos es una forma de mitigar estas problemáticas ambientales y sociales al permitirnos extender la vida útil de los mismos, evitando que se conviertan en residuos y que sobreconsumamos nuevos dispositivos.

ornela garelli, greenpeace México

Por ello, es muy importante que las modificaciones legislativas hechas este año al Código Penal Federal y a la Ley de Derechos de Autor, que obstaculizan la reparación cuando para ello se violan candados digitales, incluyan excepciones que garanticen el derecho a reparar y el derecho a expandir la vida útil de nuestros dispositivos, bajo una perspectiva ambiental y social que considere las alertas antes descritas.

Y para cada uno de nosotros, es importante siempre recordar que antes de desechar esa laptop o el celular que creemos pasado de moda, debemos tratar de reutilizarlos lo más posible, darles mantenimiento, repararlos, renovarlos, donarlos, para mantenerlos en uso, o en todo caso procurar alguna alternativa que nos permita reciclarlos, para que algunos de sus componentes puedan aprovecharse de nuevo.

El planeta nos lo agradecerá.