Los murciélagos son los únicos mamíferos verdaderamente voladores que existen. Están adaptados a la vida nocturna y tienen una distribución cosmopolita que nos permite encontrarlos alrededor de todo el mundo, con excepción de los polos. Pueden vivir en todo tipo de ambientes, desde bosques hasta desiertos, y sus dietas son tan variadas como su tamaño: el más pequeño recibe el nombre de «murciélago moscardón», ¡y mide alrededor de 30 milímetros!

Además, son de los animales más famosos que podemos encontrar, pero la reputación que los rodea no siempre es positiva. Inspiración de personajes de miedo y protagonistas de más de una anécdota catastrófica y posiblemente exagerada (no, no es común que los murciélagos busquen humanos a quien atacar), estos mamíferos son mucho más interesantes de lo que crees.

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Muy pocas especies beben sangre

De las más de mil especies que componen el orden Chiroptera, es decir, el grupo de los murciélagos, sólo tres se alimentan de sangre, y no son habituales en las ciudades. Se trata del vampiro común (Desmodus rotundus) y del vampiro de alas blancas (Diaemus youngi), que se distribuyen desde México hasta Argentina y Chile, y del vampiro de patas peludas (Diphylla ecaudata), al que se puede ver desde los Estados Unidos hasta Brasil.

Estos «vampiros» consumen nada más que el equivalente a una cucharada de sangre por noche. La obtienen de otros mamíferos (en general, del ganado), que raramente notan que algo les falta. Es que la imagen del vampiro que succiona la sangre de sus víctimas es uno de los mitos que los rodean: para alimentarse, los murciélagos hematófagos realizan pequeñas incisiones en forma de V, de las que luego lamen gotitas de sangre.

Aunque se han detectado casos en Brasil de murciélagos que se alimentaron de sangre
humana, esto es ocasional, y se atribuye a la reducción de hábitat y la pérdida de recursos
que enfrentan.

El más grande mide 1.5M... y come fruta

Los murciélagos están divididos en dos grandes grupos: los microquirópteros, más pequeños, y los macroquirópteros, también conocidos como zorros voladores, por las facciones de su rostro. Como el nombre del grupo lo indica, se trata de murciélagos de gran tamaño. El mayor de todos ellos es el murciélago diadema de Filipinas (Acerodon jubatus), que puede superar el metro y medio de envergadura. Este zorro volador se encuentra únicamente de las selvas de las Filipinas, y está en peligro de extinción: como ocurre con muchas otras especies, la pérdida de hábitat debido a la deforestación lo está dejando con cada vez menos recursos para sobrevivir.

Pero eso no es todo: puede que su tamaño de miedo, pero este murciélago gigante se alimenta nada más que de frutas. En efecto, otro de los nombres que recibe el grupo de los murciélagos gigantes es el de «murciélagos de la fruta»... lo que nos lleva al siguiente dato interesante:

Tienen un rol ecológico muy importante

Sabemos ya que son pocos los murciélagos que realmente se alimentan de sangre, y que hay otros que lo hacen de frutas. Estos últimos son agentes clave para la dispersión de semillas: el murciélago come la fruta, escupe o expulsa las semillas en forma de materia fecal, y estas caen al suelo donde pueden, entonces, germinar. Este proceso de dispersión mediante animales se llama zoocoria, y es muy importante, por ejemplo, para la forestación de las selvas y bosques donde viven algunos de ellos.

Por otro lado, la mayoría de los quirópteros se alimenta de insectos, como mosquitos y polillas. Una hembra preñada puede llegar a comer el equivalente de su peso en una noche. Como te imaginarás, esto contribuye al control natural (es decir, sin exterminarlas, pero regulando su número) de las poblaciones de algunos insectos vectores de enfermedades, que pueden representar un peligro para el humano... además de ser bastante molestos.

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Son polinizadores de plantas nocturnas

Además de aquellos que se alimentan de sangre, frutas, insectos u otros vertebrados pequeños, muchos aprovechan el néctar de las flores nocturnas. Estas se abren a la noche y suelen tener un color pálido y un olor particular que atrae a los murciélagos, que se acercan en búsqueda del néctar dulce, al que acceden mediante largas lenguas especializadas. Mientras comen, el polen que permite la reproducción sexual de la planta queda adherido en su pelaje; así, cuando el murciélago vuele a otra flor, completará el ciclo que le permitirá a la planta reproducirse.

Murciélago bebiendo néctar de una flor nocturna.

Este proceso, al igual que el de la dispersión de semillas, es
importantísimo para las poblaciones vegetales, que, en mayor o menor medida, dependen de
ellos para subsistir.

Ahora que conoces un poco más sobre este mamífero tan particular, sabes que no es tan peligroso como nos contaron. Como cada animal, cumple un rol ecológico en su ambiente, y hoy, cuando el mundo enfrenta una enorme pérdida de biodiversidad, esto es más importante que nunca. La próxima vez que te cruces con uno, no te asustes, no lo molestes y deja que siga su camino. Si vives en la ciudad, es importante que sepas que los murciélagos no buscan entrar a las casas, pero pueden hacerlo persiguiendo algún insecto.

La Fundación Murciélagos Argentinos y sus Ambientes es experta en el rescate de estos animales en zonas urbanas, así que puedes consultar su web para aprender qué hacer si te encuentras con uno en tu hogar.