Los arrecifes de coral son grandes estructuras de piedra caliza construidas por miles de diminutas criaturas coralinas llamadas pólipos. Se encuentran en más de 100 países y pertenecen a las zonas tropicales. Pero su aspecto actual deja mucho que desear.

El aumento de la temperatura del océano provocado por el cambio climático es la principal causa del blanqueamiento de los corales, ya que, debido al sobrecalentamiento del agua, los arrecifes expulsan las algas simbióticas responsables de su color.

Si esto ocurre durante periodos prolongados, los corales pueden acabar muriendo.

En las últimas tres décadas, el planeta ya ha perdido cerca de la mitad de sus corales de aguas poco profundas. Y al ritmo actual, hasta el 90% de ellos desaparecerá a mediados de siglo. Algo que es realmente grave.

¿Qué función tienen los arrecifes?

En primer lugar, protegen contra inundaciones: unas 200 millones de personas en todo el mundo dependen de los arrecifes para proteger a sus comunidades costeras de las mareas y las inundaciones.

Muchas de esas personas viven en Estados Unidos. Los arrecifes de coral actúan como rompeolas de cresta baja y absorben el 97% de la energía de las olas. Esto reduce sustancialmente las inundaciones y la erosión en las costas.

Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, los arrecifes ayudan a evitar daños por un valor de 1.800 millones de dólares al año en zonas como Florida, Hawái y Puerto Rico.

Y si esos arrecifes pierden un metro de altura, existe el peligro de que los daños materiales y económicos sean de unos 5.000 millones de dólares. Como se prevé que las inundaciones costeras empeoren este siglo, los arrecifes desempeñarán un papel aún más importante.

Además, los arrecifes de coral cubren menos del 0,5% de la superficie terrestre, pero albergan alrededor del 25% de todas las especies marinas.

Son algo así como las selvas tropicales del mar. Son clave para la resiliencia del planeta, y albergan un amplio espectro de recursos que todavía no han sido siquiera descubiertos por la ciencia, y que son el resultado de millones de años de evolución.

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Casi todo lo que se sabe sobre los arrecifes de coral se basa en lo que está cerca de nuestras costas, pero la mayoría de ellos son puntos de acceso biodiversos y distantes en cuencas oceánicas que, de otro modo, serían yermas.

Esa diversidad es un tesoro de valor incalculable. Por ello, ignorar la pérdida intangible de ese patrimonio o permitir la destrucción de los arrecifes es como quemar la Gran Biblioteca de Alejandría.

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Los arrecifes absorben la energía de las olas, evitando así inundaciones.

Fuente invalorable para la medicina

Un gran número de fármacos de la medicina moderna proceden de fuentes naturales. Hasta ahora, la mayoría provenía de organismos terrestres.

Pero debido a que el 80% de la vida se encuentra bajo el agua, los investigadores se enfocan cada vez más en los organismos marinos como fuente para satisfacer la necesidad de nuevas sustancias químicas y enzimas para fabricar los fármacos del futuro.

Según algunas estimaciones, las posibilidades de descubrir un nuevo fármaco en el mar, sobre todo en los arrecifes de coral, son cientos de veces mayores que en tierra firme.

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Por ejemplo, el agente anticancerígeno Ara-C, incluido en la Lista de Medicamentos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se encuentra en las esponjas marinas de un arrecife del Caribe. También están los gasterópodos, que cuentan con dolastatina 10, que se está probando como tratamiento para cánceres de mama e hígado, tumores y leucemia.

Una molécula prometedora, la eleuterobina, que se cree que ralentiza el crecimiento de las células cancerosas, se puede hallar en una especie común de coral blando.

Los científicos han podido utilizar su código genético para averiguar cómo fabricar esta sustancia química en grandes cantidades. Otro éxito del botiquín de la naturaleza es la trabectedina, que se encuentra en la bacteria marina Ecteinascidia turbinata y se utiliza en la quimioterapia.

Fuente: DW