Hace menos de un año que Felipe llegó a mi vida. Parece mentira que después de tanto esperarlo, de tanto cantarle, hablarle y sentir su cuerpo crecer y moverse, hoy ya esté frente a nosotros, haciéndonos reír con su pícarasonrisa. 

Su llegada nos cambió la vida por completo. Miles de dudas nos surgen a cada momento; cosas que antes ni se nos cruzaban por la mente ahora nos representan todo un desafío.

En mi caso, además de replantearme mi ser mujer, e incluso muchos de los patrones de mi propia familia, la llegada de Felipe también me trajo la convicción de que no hay mejor forma de enseñar que el ejemplo. Y que si quiero que él crezca como un ser sensible y amoroso, atento a los demás y con conciencia del mundo del que forma parte, yo también debo serlo, ¡y hacerlo!

Por eso me encontré en una encrucijada cuando me vi comprando en el mercado varios productos de la línea de bebés: óleos, talco, algodón, toallitas húmedas, etc, etc. De a poco comencé a ir reemplazando estos productos industriales por otros más amigables con el ambiente y sin químicos que pudieran dañar su piel tan sensible. Pero hay uno con el que aún no sé bien que hacer... ¡Los pañales!

No solo que son muy costosos, sino que cada vez que los tiro a la basura no puedo dejar de verlos como una montaña de plásticos que irán a parar a vertederos con otros miles y miles más. He escuchado sobre los pañales de tela, pero tampoco terminan de convencerme. Por eso, decidí investigar un poco y compartir con otras mamás y papás que tengan la misma duda que yo.

Los pañales de tela:

1. Pueden usarse más de una vez

Esto ahorra mucho dinero. Además, si consigues los de talla única, solo tendrás que comprarlos una sola vez. Incluso, si los cuidas bien, puedes luego usarlos en caso de que quieras tener otro niño, o bien dárselos a otra futura mamá amiga.

2. Se pueden lavar en la lavadora

Una de las razones por las cuales los pañales de tela no tienen tan buena "fama" como los de plástico es que a muchos les puede resultar desagradable lavarlos. Pero, basta con ponerlos un poco en remojo en un cubo con agua y luego meterlos en la lavadora.

Éste es un punto polémico. Más adelante te diré por qué.

3. No tienen químicos

Los pañales comerciales contienen distintos químicos que forman parte del propio merchandising: geles que cristalizan la orina, perfumes, etc. En cambio, la tela actúa igual que como lo haría cualquier ropa interior. Además, al cambiarlos más seguido, es más probable que los bebés no sufran tantas irritaciones.

4. Ayudan a reducir la cantidad de basura

Al no tirar un pañal por cada uso, reduces la cantidad de desechos plásticos que son, uno de los materiales que más daño generan hoy al ambiente.

5. Ayudan a los niños a controlar más rápidamente sus esfínteres

Ya que, al sentirse húmedos, comienzan a detectar cuando es que hacen pis.

¿Cuál es el centro de la polémica? 

Lo que más desconcierta a quienes tienen esta misma duda que yo, es que al lavar los pañales de tela se consume agua y energía y con eso el impacto ambiental de los pañales de tela no es inocuo, digamos. 

Quienes han estudiado ambos casos señalan que para comparar hay que tener en cuenta todo el ciclo de vida: desde la extracción de materias primas, el transporte, la producción, la manipulación, la distribución, el uso y el descarte. 

De acuerdo a lo que averigüé, esto se llama LCA (Life Cycle Assessment) o Análisis del Ciclo de Vida, y en él intervienen muchas variables. Por ejemplo, la frecuencia del cambio de los pañales, la edad en la que se deja de usar, la temperatura de lavado, la eficiencia energética de la lavadora, si el secado es al sol o mecánico, entre otros.

Según un estudio inglés, usar pañales descartables durante 2 años y medio para un solo hijo implica la emisión de una media de 550 kg de CO2. Usar, por el contrario, pañales lavables emite 570 kg de CO2; con la diferencia de que esto podría reducirse un 40% si se lavan a alta eficiencia energética, se secan al sol y se reutilizan para otro niño.  

Otro estudio, esta vez australiano, que tuvo en cuenta los gastos de energía y agua, las materias primas y los residuos generados, señala que el impacto ambiental de los pañales de tela es igual o menor a los descartables, siempre que se laven con agua fría y se sequen al sol.

¿Entonces?

A nivel cantidad de desechos, los pañales de tela generan una menor cantidad de basura (cada bebé puede usar más de 5 mil pañales descartables a comparación de entre 20 ó 40 de tela) . Y, mientras que con los descartables la única forma en que es posible, desde casa, reducir el impacto ambiental es usando menor cantidad; con los de tela si se lavan con agua fría o tibia, con lavadoras eficientes a nivel energético, con detergentes biodegradables, y se secan al sol, es posible reducir la energía que se usa y, por ende, también el impacto ambiental.

También, para hacerlo aún más amigable, es posible buscar pañales de tala hechos de algodón orgánico o de cáñamo, ya que es cierto que el algodón con que se hacen es un cultivo intensivo que consume agua y sobre el cual se aplican pesticidas que dañan la tierra y la salud.

Según lo que yo pude averiguar, los pañales de tela representan una inversión ecológica a largo plazo, aunque esto no implica que su huella ecológica sea inexistente.

Seguiré investigando. Si tú también tienes información, ¡compártela!