Conociendo a las serpientes

Las serpientes, también llamadas ofidios, pertenecen a un grupo denominado Saurópsidos; Clase que agrupa aves y gran parte de los reptiles (el concepto de “reptil” viene de una clasificación clásica que incluye agrupaciones hoy diferenciadas evolutivamente) y se caracteriza por la presencia de escamas epidérmicas de queratina y un huevo amniótico. Dentro de los Saurópsidos, nos encontramos con el Orden Squamata (“escamosos”), siendo el más reciente y el que incluye a las serpientes, lagartos, iguanas y camaleones. Adivinaron: tortugas y Cocodrilios (cocodrilos, caimanes y gaviales) van por otra rama filogenética (desarrollo evolutivo).

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Boiruna maculata
Musurana negra (Boiruna maculata). Serpiente oportunista de dieta variada, también ofiófaga (se alimenta de otros ofidios), especialmente ejemplares de los géneros Crotalus y Bothrops (existen registros sobre Micrurus), por ello es apreciada por los habitantes de zonas agrestes. Foto: Mayra Selene Caballero.

Una de las características más distintivas de este grupo es la falta de extremidades. Los miembros anteriores desaparecieron por completo, mientras que los posteriores en algunas familias aún permanecen, reducidos; como es el caso de las boas y serpientes ciegas. También, el alargamiento de su cuerpo trajo aparejados cambios en su anatomía interna, como el alargamiento, desplazamiento o desaparición de ciertos órganos.

Son carnívoras, con un espectro amplio de presas: aves, mamíferos, anfibios, peces e invertebrados. Pueden ser generalistas (no excluyen presas) o especialistas (se enfocan en un grupo en particular). En general se adaptan a la oferta de alimento disponible, salvo contadas excepciones.

Sentidos mejorados y adaptaciones asombrosas

Las serpientes son un grupo muy exitoso en la naturaleza, se hallan presentes en gran cantidad de ambientes, excepto en zonas polares. Veamos algunas de las particularidades que las hacen tan sorprendentes.

Por un lado, podemos dividirlas en dos grandes conjuntos según sus principales hábitos: los escolecofídios (Scolecophidia), de comportamientos fosoriales (cavícolas), conocidas como “viboritas ciegas” y compuesto por 5 familias; así como los aletinofidios (Alethinophidia), que incluye a todo el resto de las serpientes, agrupadas en alrededor de 19 familias de comportamiento variado, tanto terrestre como acuático. Ambos grupos tienen representantes en América.

Hablando de sus sentidos, uno de los más llamativos involucra a su lengua, aunque tal vez no como uno normalmente se imaginaría. Su forma bífida (en “Y”) les permite captar las partículas de olor esparcidas por el ambiente (por eso la sacan de su cavidad bucal) y colocarlas en la parte superior de su paladar, donde se encuentra un miembro especial denominado órgano de Jacobson, el cual interpreta dichas partículas. Otro aspecto interesante son los órganos termosensibles, presentes en diferentes lugares del rostro, según las distintas especies. No todas las poseen, es una adaptación de algunas boas, pitones y crótalos (Viperidae: Crotalinae). Éstos últimos las ubican en una estructura denominada foseta loreal, bastante visible.

La audición como tal no es buena, pero sí su percepción de las vibraciones transmitidas por el suelo hacia su cuerpo y mandíbula. Sus ojos no poseen párpados sino una escama especial que los recubre y la pupila puede ser redondeada o elíptica. Su tamaño corporal va desde los pocos centímetros (viboritas ciegas) hasta algunos metros (boas, pitones). Las escamas de la cabeza varían tanto que se utilizan como caracteres de identificación de familias y especies. Lo mismo sucede con los patrones de coloración, aunque algunas especies pueden confundirse si no se las conoce con precisión.

Los dientes están algunos unidos a las mandíbulas por el hueso maxilar y otros al interior de la boca mediante ligamentos. El tipo de dentición se divide en 3 grandes grupos: Anodonte (carecen de dientes maxilares), Aglifodonta (dientes maxilares presentes y macizos) y Glifodonta (dientes maxilares presentes con surcos o canales que les permiten inyectar veneno u otras secreciones digestivas). Estas últimas se dividen a su vez en Opistoglifas (dientes posteriores más grandes con conducto semicerrado), Proteroglifas (dientes anteriores más grandes y conducto casi cerrado); donde ubicamos a las serpientes de coral y Solenoglifas (dientes anteriores mucho más grandes, móviles y capaces de proyectarse hacia afuera, con el conducto completamente cerrado); donde se encuentran las víboras de cascabel y las yararás (Bothrops spp.).

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Hydrodynastes gigas
Ñacaniná (Hydrodynastes gigas). Especie de gran tamaño (hasta 3 metros) y hábitos diurnos semiacuáticos. Vive en humedales y bañados de zonas tropicales y subtropicales de América del Sur. Depredador generalista de anfibios, peces, roedores y otros pequeños vertebrados. Foto: Mayra Selene Caballero.

Derribando mitos

No todas las serpientes son venenosas: de las 4000 especies descritas en todo el planeta, alrededor de 800 son las que poseen veneno de mayor importancia (es decir, sólo la quinta parte). Existen otras especies con venenos o sistemas inoculadores menos eficientes, que pueden llegar a causar algún daño menor, pero cuyos accidentes ofídicos se dan con muy baja frecuencia. El veneno es básicamente saliva modificada cuya principal función es auxiliar en la depredación.

Las serpientes no buscan atacarnos. Como todo animal silvestre, sólo se defiende al sentirse amenazado. Elegirá huir siempre que sea posible y morderán sólo al verse acorraladas. El veneno es un recurso costoso de sintetizar para el animal, por lo que prefieren reservarlo para cazar sus presas. Por ello algunos ejemplares realizan en ocasiones las denominadas “mordeduras secas”, donde se defienden sin inyectar veneno.

La cabeza se sigue moviendo y busca mordernos. Si bien los colmillos pueden quedar con reservas de veneno posterior al fallecimiento del ejemplar y por ello debemos tener precaución al manipular esta parte del cuerpo, el animal no inicia una persecución una vez muerto y no es necesario cortarle la cabeza.

Bothrops alternatus
Yarará chica (B. diporus)
Micrurus corallinus(1)
Ñacaniná (Hydrodynastes gigas). Especie de gran tamaño (hasta 3 metros) y hábitos diurnos semiacuáticos. Vive en humedales y bañados de zonas tropicales y subtropicales de América del Sur. Depredador generalista de anfibios, peces, roedores y otros pequeños vertebrados. Foto: Mayra Selene Caballero.

Veneno o no veneno

En Argentina, los accidentes ofídicos se dan principalmente con 3 géneros: Crotalus (víboras de cascabel) y Bothrops (yararás) de la familia Viperidae, junto a Micrurus (Elapidae) que contiene a las famosas serpientes de coral; las cuales son extremadamente mansas y por ello poseen la menor cantidad de casos de envenenamiento registrados. Luego hay algunos pocos registros de accidentes leves con individuos de la familia Colubridae, normalmente asociados a personal que en su labor diaria interactúa con ellos (guardaparques, personal de serpentario, técnicos de laboratorio, etc.)

Argentina cuenta con producción de sueros antiofídicos (ANLIS Malbrán) y un sistema de prevención y respuesta ante envenenamientos por serpientes, liderado por el Ministerio de Salud de la Nación. Para más información sobre prevención están los siguientes recursos:

Envenenamiento por serpiente | Argentina.gob.ar

Banco de Recursos de Comunicación del Ministerio de Salud de la Nación | Guía de prevención. diagnóstico, tratamiento y vigilancia epidemiológica de los envenenamientos ofídicos

Diapositiva 1 (msal.gob.ar)

Serpientes | Argentina.gob.ar