Se estima que alrededor del 16% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero provienen de la industria de la ganadería. Es por eso que, ante la crisis climática, se recomienda reducir el consumo de carne.

Helen Harwatt, científica medioambiental de la Facultad de Derecho de Harvard, indicó que los países de ingresos medios y altos deben establecer un techo en su producción ganadera como parte del plan para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5° C.

¿Todos debemos ser vegetarianos?

Algunos ambientalistas creen que sí, pero lo cierto es que el consumo de productos ganaderos en sí mismo no conlleva necesariamente las emisiones de gases de efecto invernadero que se observan actualmente.

La razón detrás de las emisiones es la ganadería intensiva. Esto es la cría de ganado en condiciones de confinamiento y en grandes cantidades, según explica la FAO (Organización de Comida y Agricultura de las Naciones Unidas),

La cría intensiva de ganado lleva inevitablemente al incremento de los recursos necesarios para mantener el ritmo de producción y al aumento de las emisiones de efecto invernadero. Sin embargo, solo reducir la cría de ganado tampoco sería la solución.

Las vacas son muy importantes para la biodiversidad de las praderas, donde contribuyen a que toda la vida microbiana y fúngica de la superficie del suelo se reproduzca. Se necesita una cierta cantidad de estos animales para que puedan cumplir su función de enriquecer el suelo.

suelo ganado pastoreo

Lola Vallego, directora del programa Clima del Instituto de Desarrollo Sostenible y de Relaciones Internacionales, le dijo a AFP que una de las claves del problema es alimentar a las vacas con proteínas. Su cuerpo no está preparado para digerirlas, y esto hace que sus emisiones de metano sean 2,5 veces mayores a lo normal.

La carne procedente de animales criados en sus respectivos ecosistemas se presenta como una vía efectiva para luchar contra el cambio climático y, a la vez, preservar la biodiversidad de las praderas. Esta alternativa sería menos contaminante.

Sin embargo, las tendencias indican que el consumo de carne sigue aumentando, por lo que la comunicación y la sensibilización frente al problema son las mejores maneras de reducir la demanda.