En América Latina, se multiplican los proyectos y negocios en torno al hidrógeno verde, elemento indispensable en numerosos procesos industriales y que permite el transporte de energía, con la conversión en calor o electricidad. ¿Qué hay detrás de este auge?

Actualmente el hidrógeno se produce en un proceso con gas natural, que tiene una huella de carbono aproximada de 10 toneladas de CO2 por tonelada de hidrógeno producido. Aquí es donde América Latina puede hacer la diferencia, gracias a su abundancia de recursos naturales renovables, como solar y eólico.

En la planta Haru Oni, de HIF Global, ubicada en el sur de Chile se empezó a producir hace unas semanas combustible a base de hidrógeno verde.

"El hidrógeno limpio en América Latina tiene muchísimo potencial porque es una región donde ya hay una alta proporción de electricidad con recursos renovables, en algunos países casi el cien por ciento”, dice a DW Michelle Hallack, consultora ejecutiva de Mercados-Aries Internacional, con sede en Madrid.

"El hidrógeno va a jugar un papel fundamental en América Latina y está en todos los escenarios de transición energética y descarbonización de distintos sectores de la industria y del transporte, principalmente”, destaca Juan Pablo Zúñiga, de la Asociación Chilena de Hidrógeno (H2 Chile) y la consultora HINICIO, en diálogo con DW.

Muchas expectativas

Pero también hay que tomar las cosas con calma, advierte: "Hay muchas expectativas sobre el desarrollo del hidrógeno y el potencial negocio que puede significar. Se dice que podría ser la bala de plata de la transición energética, pero no es así. El hidrógeno viene a contribuir y es una parte de la solución, pero no la panacea”. Este se debiera sumar a medidas prioritarias, como la eficiencia energética y la electrificación directa, apunta Zúñiga.

En octubre de 2022, la Plataforma para el Desarrollo del Hidrógeno Verde en Latinoamérica y el Caribe, H2LAC, realizó un congreso en Colombia con representantes del mercado y proyectos. La mayoría de los países ya han establecido hojas de ruta y metas de productos a 2030, con el objetivo de comenzar a exportar.

Donde puede marcar una gran diferencia es en sectores que utilizan grandes cantidades de hidrógeno y en los que es difícil reducir emisiones, como la industria química para la producción de amoniaco, un químico precursor de los fertilizantes. También como combustible en vehículos de transporte de carga pesada en la minería, en refinerías y en la producción de metanol, reemplazando consumos existentes que hoy se obtienen de gas natural, además de la industria siderúrgica, que habitualmente usa carbón y representa alrededor de un 7 por ciento de las emisiones de CO2.

Auge de proyectos y empleos

Según el informe Index H2LAC de 2022, en la región hay 84 proyectos, la mayoría en fase de desarrollo y algunos en operación, pero no de producción a gran escala. Zúñiga señala que "en 2021, la demanda global de hidrógeno fue de 94 millones de toneladas. América Latina tiene la capacidad de producir esta cantidad y mucho más. El aumento de la demanda en Europa y algunos países asiáticos ha gatillado que, en los últimos dos a tres años, empresas europeas hayan venido a América Latina y las ya instaladas aceleraran esta carrera en países como Chile, Uruguay y Colombia, que se posicionan como exportadores”.

"Todo hace prever un aumento significativo en la producción de hidrógeno. La mayoría tiene planeado estar exportando al 2030. Si bien no hidrógeno propiamente tal, al menos derivados como amoniaco y combustible sintético”, adelanta el representante de H2 Chile.

"Se ve como un mecanismo de reactivación económica de la región. Los abundantes recursos naturales que tenemos nos permiten tener costos de producción muy competitivos. Solamente en la hoja de ruta de Colombia, la meta a 2030 representa inversiones de cinco billones de dólares y un despliegue de empleos directos e indirectos de 7 mil a 15 mil puestos”, señala a DW Mónica Gasca, directora ejecutiva de la Asociación Hidrógeno Colombia.

La avanzada latinoamericana

"Chile y Colombia están liderando, seguidos de Brasil, pero no se queda atrás Uruguay, que, al igual que Chile, son países más chicos, pero tienen una capacidad de generación bastante mayor a su demanda interna y se posicionan como exportadores netos de hidrógeno y sus derivados”, destaca Zúñiga.

Un buen ejemplo es el proyecto Haru Oni, de HIF Global, una planta ubicada en el extremo sur de Chile. Allí comenzó hace unas semanas la producción piloto de eCombustible a base de hidrógeno verde, en un proyecto que reúne, entre otras, a la empresa chilena AME y las alemanas Siemens Energy en la integración del sistema de electrólisis y Porsche como socio comprador.

Michelle Hallack indica que "en la región hay mucho interés en la producción de hidrógeno verde, se están pensando nuevos proyectos y se firman nuevos memorandos de entendimiento con países europeos”, y advierte que también hay desafíos importantes. Uno de ellos es el precio de producción.

La importancia de las alianzas

"Cuando buscamos descarbonización, el hidrógeno entra como opción viable. Pero también, ante las alzas de precios del gas natural en Europa a causa de la crisis energética por la guerra en Ucrania, empieza a ser competitivo en algunos mercados. Por ejemplo, para la fabricación de subproductos como los fertilizantes verdes”, añade Hallack.

Con la idea de apoyar estos desarrollos, están surgiendo asociaciones empresariales en América Latina, se plantean hojas de ruta y se busca promover la cooperación, regulaciones e incentivos. La Cooperación Técnica Alemana (GIZ) también acompaña estos procesos en varios países. "Para el mercado del hidrógeno hay necesidades en términos de tecnología y de capacitación de personal, para lo cual tener alianzas con países como Alemania es muy positivo”, destaca Gasca.

Los desafíos del negocio

La mayoría apunta a exportar a países con los que ya tienen acuerdos, como Alemania, Países Bajos y Bélgica. Pero, para ello, todavía hay que sortear desafíos en logística y transporte, sobre todo si se trata del hidrogeno propiamente tal. La exportación de derivados es más sencilla.

Hoy se discute también avanzar en regulaciones y estudios ambientales en torno a la instalación de los parques renovables, el acceso al agua necesaria para los procesos y la evacuación de desechos como las salmueras. "Proveer una línea base ambiental y un ordenamiento territorial es clave si queremos que el hidrógeno que llamamos verde sea realmente sustentable, con un impacto bajo o positivo en las comunidades, la flora y fauna local”, subraya Zúñiga.

Un momento clave

Pensando en exportar, también es necesario avanzar en homologación y certificación. En opinión de Hallack, "desde el punto de vista europeo es muy importante que se desarrolle un mecanismo que asegure que el hidrógeno sea sostenible. Dependiendo de la restricciones de esta certificación, podrían disminuir mucho los proyectos que puedan ofertar”.

Mónica Gasca recomienda fomentar la cooperación regional en Latinoamérica: "coordinar entre países para identificar puertos de salida, necesidades de transporte, centros logísticos y desarrollo de infraestructura para ser un centro exportador hacia Europa y Asia”.

La directora de la Asociación Hidrógeno Colombia subraya: "Este es un momento clave. Somos una región con vocación productora, que puede pasar de proyectos piloto a industriales a posicionarse como proveedor para los países que necesitan hidrógeno”.

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Fuente: DW