¿Hongos contra el fuego?, la polémica para combatir incendios en el mundo biológico es cada vez más grande. Los fungis constituyen el reino más subestimado. Quizás se deba a que no se mueven ni parecen “funcionales” a simple vista: no corren, no producen sombra ni visten a nadie. Sin embargo, esta percepción es errónea pues cumplen un papel esencial en la vida del planeta y hasta podrían convertirse en aliados clave contra los incendios forestales.
Un reino vital para la vida en la Tierra
Los hongos fueron pioneros en la historia de la vida. Se encuentran entre las primeras formas complejas en habitar la Tierra y jugaron un papel crucial en la formación del suelo, ya que descomponen las rocas, permitiendo el surgimiento de la vida vegetal.
A pesar de su aparente simplicidad, los hongos multiplican por seis la biomasa de todos los animales, incluidos los humanos, y hasta el 90 % de las gotas de lluvia en los bosques tropicales contienen esporas fúngicas, esenciales para el ciclo del agua.
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Hongos y cambio climático: aliados inesperados
Las comunidades de hongos no solo mantienen la salud del suelo, sino que también pueden prevenir y mitigar incendios forestales. Gracias a su capacidad de descomponer el material inflamable, retener la humedad y favorecer la regeneración del ecosistema, su presencia es clave tras los desastres naturales.
- Hongos pirófilos: descomponen restos vegetales después del fuego.
- Hongos micorrízicos: asociados a las raíces, mejoran la fertilidad del suelo tras un incendio.
Materiales sostenibles y resistentes al fuego
El micelio de los hongos, su red subterránea, puede transformarse en materiales de construcción sostenibles, resistentes al fuego y con alta eficiencia energética. Esto no solo protege a los edificios, sino que también reduce el riesgo de incendios en zonas vulnerables.
Un futuro con más investigación y menos prejuicios
El reino fúngico fue fundamental para el origen de la vida y puede ofrecer soluciones frente al cambio climático, la deforestación y los incendios. Sin embargo, aún queda mucho por investigar para aprovechar todo su potencial y derribar la idea de que los hongos no son “funcionales” para el ser humano.