Al 19 de febrero el fuego ya había arrasado unas 790.000 hectáreas de Corrientes, cerca del 10% de la superficie de la provincia. De ese número, el fuego afectó cerca de 74.000 hectáreas (casi el 40% de la superficie del Parque Nacional Iberá) que corresponden a humedales, pastizales y bosques únicos en su tipo por su biodiversidad, hogar de especies amenazadas de extinción como el venado de las pampas, el aguará guazú y el yetapá de collar. La pérdida de ambientes naturales fuera del Parque es aún mayor y el impacto sobre la biodiversidad es incalculable.

Los portales Carambola, San Nicolás, Cambyretá, Yerbalito, San Antonio y Galarza del Parque Iberá fueron severamente afectados, con importantes daños de infraestructura, como decenas de kilómetros de alambrados perimetrales que son esenciales para evitar el ingreso de ganado doméstico al Parque. Además, en la noche del domingo 20 de febrero se originó otro foco en el Portal Laguna Iberá, afectando más sectores del área protegida.

En la Isla San Alonso, donde estamos reintroduciendo a la nutria gigante y al yaguareté, nuestros equipos trabajan junto a brigadistas provinciales y nacionales para combatir un frente de fuego que avanza desde el norte. Por este motivo, desde hace varios días nos preparamos para evacuar a los animales si fuera necesario.

Fundación Rewilding Argentina

“Estamos viviendo los efectos de la crisis climática en primera persona: vemos arder montes húmedos y humedales desde las bases porque el material vegetal que antes estaba cubierto por agua quedó expuesto por las prolongadas sequías y hoy es material combustible. La recuperación es posible, pero necesitaremos tiempo y la presencia de las especies de fauna clave de Iberá para tener éxito en la restauración que se viene”, comentó Sofía Heinonen, Directora Ejecutiva de Fundación Rewilding Argentina.

El fuego es un elemento natural e imprescindible para mantener la riqueza de los pastizales subtropicales que albergan los Esteros del Iberá. Sin embargo, los incendios actuales son anormales en cantidad, en superficie y en intensidad. Las causas principales son las sequías prolongadas y las altas temperaturas como consecuencia del cambio climático, sumadas al uso tradicional del fuego con fines productivos, a la quema de basura a cielo abierto y a la escasez de tareas preventivas en el Parque.

“El fuego practicado adecuadamente, con quemas preventivas controladas, realizadas en invierno y considerando las características del lugar, favorece la biodiversidad y evita que se acumule material combustible, disminuyendo el riesgo de los incendios catastróficos de gran intensidad y gran escala”, comentó Malena Srur, ecóloga de Fundación Rewilding Argentina.

Créditos: Matias Rebak - Fundación Rewilding Argentina

Además de los daños directos a la vida silvestre, los incendios redujeron la disponibilidad de alimento para la fauna que ha sobrevivido. Esto supone un doble desafío para los animales silvestres pues deberán competir por comida y hábitat con el ganado doméstico que, sin alambrados de por medio, ingresará a los últimos relictos de biodiversidad del Parque en busca de pasturas y agua.

En ese sentido, Sofía Heinonen reflexionó: “Un grave impacto ambiental indirecto de estos incendios será la reposición de cientos de kilómetros de alambrados con postes de madera de especies nativas como el quebracho y el algarrobo, que se desmontan en Chaco. Debemos encontrar nuevos materiales, que sean resistentes al fuego y que sean duraderos, como los tubbings”.

Hasta el momento la mayoría de los animales reintroducidos fueron hallados vivos y en buen estado, mientras que los animales en etapa de adaptación, como guacamayos y muitúes, fueron retirados del campo y trasladados al Centro de Conservación Aguará, en Corrientes, hasta que la situación mejore. La presencia de estos animales vivos tras el fuego sugiere que su adaptación al ambiente y a los cambios repentinos que puedan darse fue exitosa. Ahora podrán participar en la restauración del ecosistema a través de sus roles ecológicos.

Los Esteros del Iberá son probablemente la última muestra en América del Sur de pastizales subtropicales en buen estado de conservación en grandes extensiones. Además de los múltiples beneficios ecosistémicos y económicos que aportan, son el lugar ideal para reintroducir especies extintas localmente mediante el rewilding, contribuyendo a recuperar un humedal más completo, que se adapta mejor y se recupera con mayor rapidez y eficiencia de crisis ambientales como esta.

“Agradecemos a todas las personas que se han acercado para colaborar y comunicar su apoyo y solidaridad para la vida silvestre y los ecosistemas naturales de Corrientes. Tengo la esperanza de recuperar este espíritu hacedor que tenemos, desde la restauración de los ecosistemas”, manifestó Sofia Heinonen, Directora de la Fundación Rewilding Argentina.

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