Por Pablo Correa.

A la jerga climática que se ha ido creando exponencialmente en torno a los acuerdos para enfrentar el cambio climático, en la que en cada frase se suman acrónimos, ahora hay que añadir uno más: GST, del inglés Global Stocktake. Se trata del inventario mundial, basado en más de 1.600 documentos, con el que se pretende evaluar cada cinco años la respuesta global ante la crisis climática. El primero de estos reportes fue presentado hace unas semanas y marcará la pauta de la próxima Cumbre de Naciones Unidas sobre el Clima (o COP28) que tendrá lugar en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, del 30 de noviembre al 12 de diciembre.

El documento tiene 46 páginas. Gira en torno a los tres principales pilares sobre los que se han construido los diálogos internacionales: mitigación, adaptación (incluyendo pérdidas y daños) y finanzas climáticas. Y, como aclara el World Resource Institute (WRI), expone un panorama de las acciones por el clima a nivel mundial sin enfocarse en recomendaciones por países o regiones. En otras palabras, se trata de hacer un balance de lo realizado a la fecha.

Son 17 las principales conclusiones que trae. Pero, es difícil decir que hay algo novedoso en sus páginas, y su utilidad quizá sea la de brindar un buen resumen de la situación global en el intento por detener la crisis climática. De hecho, Fiona Harvey, editora ambiental del británico The Guardian, criticó que el informe “no detalla qué países se están quedando rezagados, ni contiene recomendaciones específicas dirigidas a países o regiones concretas”. En su lugar —añadió—, “la situación mundial se describe en términos amplios y generales que eran en gran medida predecibles”.

La mayor parte de la cobertura mediática que recibió el GST se concentró en un ligero cambio de lenguaje por parte de Naciones Unidas frente a los combustibles fósiles, al anunciar que, para lograr cero emisiones netas de los gases de efecto invernadero que generan el calentamiento global —entre ellos, el dióxido de carbono (CO2) y el metano—, se “requiere de transformaciones de los sistemas en todos los sectores y contextos, incluido el aumento de las energías renovables al tiempo que se eliminan progresivamente todos los combustibles fósiles”.

Para Enrique Maurtua Konstantinidis, consultor internacional de política climática, son tres los escenarios que le esperan a este informe en la COP28. Un primer escenario es que se añada como un anexo a la decisión final que tomen los países, con el riesgo de que alguno prefiera bloquearlo (recordemos que, en estas cumbres sobre el clima, todas las decisiones se toman por consenso). Un segundo escenario sería que las conclusiones sirvan para nutrir y construir “esa decisión política” en temas de mitigación, adaptación y finanzas. Y el tercero que se reduzca su importancia a una breve mención muy modesta, lo cual sería “menos deseable porque bajaría la importancia de este trabajo de dos años”.

Aquí, un resumen de las principales conclusiones del primer GST, con algunos datos relevantes.

Estado de la situación

Conclusión 1: El mundo no está en vías de alcanzar los objetivos pactados en el Acuerdo de París para mantener la temperatura media global por debajo de 1,5°C respecto de los niveles preindustriales para fin de siglo. Sin embargo, hay avances importantes.

En 2010, el aumento previsto de la temperatura mundial para 2100 era de 3,7 a 4,8°C. Según los anuncios realizados por los países en 2022, estamos rumbo a un incremento de entre 2,4 y 2,6°C. Todavía no se alcanzó el pico máximo de emisiones de gases de efecto invernadero, pero se espera que esto ocurra antes de 2025.

Conclusión 2: Es necesario acelerar la respuesta de los gobiernos y de otros actores apoyando transformaciones de los sistemas que integren la resiliencia climática y el desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.

Conclusión 3: Las transformaciones de los sistemas abren muchas oportunidades, pero los cambios rápidos pueden ser perturbadores. De ahí la necesidad de centrarse en la inclusión y en la equidad al tomar decisiones de cambio.

Nótese aquí que, al hablar de equidad, el GST lo hace en el contexto de la inclusión y la ambición, no desde la perspectiva de la justicia. Importante también es destacar que, aunque escasamente, los derechos humanos y los derechos de los pueblos indígenas son mencionados en el documento. No sucede lo mismo con las cuestiones de género.

Conclusión 4: Se agota el tiempo para limitar el calentamiento global a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales. Los países deben elevar sus compromisos.

Sobre la base de las actuales Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) —los planes que cada país desarrolló, en línea con sus circunstancias específicas y su ambición climática, para mitigar y adaptarse al cambio climático—, aún hace falta reducir entre 20,3 y 23,9 gigatoneladas de CO2 equivalente (Gt CO2eq) para 2030. Una gigatonelada de CO2 equivale al volumen de 1.000 millones de piscinas de aproximadamente 10 metros de ancho, 25 de largo y dos de profundidad.

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Mitigación

Conclusión 5: Se necesita acelerar la aplicación de medidas nacionales de mitigación. Ya existen muchas soluciones viales.

Algunas opciones de mitigación, de hecho, son más rentables que sus alternativas con altas emisiones. Por ejemplo: las opciones de mitigación que cuestan 100 dólares por tonelada de CO2eq o menos (con un potencial de reducción neta de 31-44 Gt de CO2eq) podrían reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero en, al menos, la mitad del nivel de 2019 para 2030.

Conclusión 6: Lograr cero emisiones netas de CO2 en todo el mundo a mediados de siglo exige una descarbonización radical de todos los sectores de la economía y frenar la deforestación.

Entre 2010 y 2019, las tendencias de las energías renovables han sido muy prometedoras, con notables reducciones en los costes unitarios de la solar (85%), la eólica (55%) y las baterías de iones de litio (85%). Una rápida reducción de la dependencia de la economía global de los combustibles fósiles en favor de las fuentes limpias es fundamental para alcanzar el objetivo mundial de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero.

En contraste, y a pesar de su disminución desde el año 2000, la tasa de deforestación en el mundo sigue siendo alta. El 95% se produce en los trópicos, pero incentivada por los consumidores a nivel global.

Conclusión 7: Las transiciones justas se traducen en resultados de mitigación más sólidos y equitativos. Existen muchos marcos y criterios para evaluar la equidad y la ambición, pero ninguno de ellos cuenta con un apoyo universal.

Conclusión 8: La diversificación económica es una estrategia clave para hacer frente a los impactos que podrían tener las medidas de respuesta a la crisis climática.

Por ejemplo, se estima que la creación de empleo a nivel mundial resultante de las transiciones energéticas justas será potencialmente 3,5 veces mayor que la pérdida de puestos de trabajo en 2030.

Adaptación, incluyendo Pérdidas y Daños

Conclusión 9: Se necesitan urgentemente más medidas de adaptación, así como mayores esfuerzos para evitar, minimizar y hacer frente a las pérdidas y los daños asociados a los eventos climáticos extremos.

Conclusión 10: Hasta ahora, la mayoría de los esfuerzos de adaptación son fragmentarios, graduales, sectoriales y están desigualmente distribuidos entre las regiones.

Al 31 de agosto de 2022, el 84% de los países disponía de al menos un instrumento de planificación para la adaptación (ya sea un plan, una estrategia, una ley o una política). Un total de 140 países están formulando su Plan Nacional de Adaptación.

Conclusión 11: Cuando se informa adecuadamente sobre las medidas de adaptación y estas cuentan con el respaldo de las poblaciones, aumenta su eficacia y adopción.

Conclusión 12: Evitar, minimizar y hacer frente a las pérdidas y los daños requiere de una acción urgente en todas las políticas climáticas y de desarrollo, para gestionar los riesgos de forma integral y proporcionar apoyo a las comunidades afectadas.

Financiamiento climático

El GST es claro en el reclamo de la ampliación del financiamiento para que los países en desarrollo puedan mitigar la crisis climática, pero, por sobre todo, para que puedan adaptarse a ella y hacer frente a las pérdidas y los daños. Ahora bien, no explicita cantidades de dinero, objetivos al respecto, ni plazos.

Conclusión 13: Los acuerdos de financiación para evitar, minimizar y hacer frente a las pérdidas y los daños deben ampliarse rápidamente.

Conclusión 14: La movilización a mayor escala del apoyo a la acción por el clima de los países en desarrollo implica desplegar estratégicamente la financiación pública internacional.

Desde la adopción del Acuerdo de París, en 2015, hasta 2019, los flujos de financiación climática pública de las naciones desarrolladas a las en desarrollo pasaron de los 30.000 millones de dólares a los 40.100 millones. Esto es, muy por debajo de los 100.000 millones de dólares que, en 2009, los países desarrollados prometieron recaudar para 2020 y anualmente a partir de entonces para compensar las necesidades de mitigación y adaptación de los países en desarrollo. Entretanto, los bancos multilaterales de desarrollo proporcionaron 45.900 millones de dólares en 2019.

Conclusión 15: Hacer que los flujos financieros nacionales e internacionales, públicos y privados, sean coherentes con una senda hacia bajas emisiones de gases de efecto invernadero y un desarrollo resiliente al clima implica crear oportunidades para desbloquear miles de millones de dólares.

En 2021, se produjo un aumento del 16% en el número de medidas, políticas y regulaciones para las finanzas verdes en comparación con 2020, lo que elevó el total a 648 medidas registradas en más de 100 jurisdicción del mundo.

Muchas inversiones siguen apoyando modelos que no aportan a la mitigación. Ejemplo de ello son los 892.000 millones de dólares que, en promedio, invirtieron anualmente en combustibles fósiles, y los 450.000 millones que a estos se destinaron anualmente en la forma de subsidios.

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Hacia adelante

Conclusión 16: Es necesario desplegar rápidamente las tecnologías más limpias existentes, junto con la aceleración de la innovación, el desarrollo y la transparencia de nuevas tecnologías, para satisfacer las necesidades de los países en desarrollo.

Conclusión 17: La creación de capacidad es fundamental para lograr una acción climática de amplio alcance y sostenida, y requiere de una cooperación eficaz para garantizar que las capacidades se mejoran y se mantienen a lo largo del tiempo en todos los niveles.

Pa'olelei Luteru, presidente de la Alianza de Pequeños Estados Insulares, sintetiza el GST en una frase: “Somos pequeñas islas enfrentadas a una enorme crisis. El informe nos asesta otro golpe devastador. Confirma que el mundo está lamentablemente atrasado en la acción climática para alcanzar el pico de emisiones y limitar el calentamiento de nuestro planeta a 1,5°C. Nuestros pequeños Estados insulares en desarrollo seguirán pagando el precio de la inercia de los países más grandes”.

“Para los países que más han contribuido a la crisis actual, este es el mensaje más contundente de ‘cúrate a ti mismo’ que la comunidad internacional podría transmitir”, concluye, por su parte, Rachel Kyte, decana Emérita de la Universidad de Tufts. “Ahora esperamos que la COP28 y el camino a Dubái ofrezcan la respuesta proporcional que necesitamos”.

Este artículo es parte de COMUNIDAD PLANETA, un proyecto periodístico liderado por Periodistas por el Planeta (PxP) en América Latina. Fue producido en el marco de la iniciativa "Comunidad Planeta en la COP28".