Alexis Lemos, de 42 años, es el creador de la empresa “Cigabrick”, que crea ladrillos con colillas de cigarrillos. Vivía en Estados Unidos, pero por la complicada situación económica que estaba atravesando allí, tuvo que retornar a su país, Argentina.

Como muchos dicen, en las crisis es donde surgen nuevas ideas, y así fue para Lemos. Buscando una salida económica, surgió este proyecto ecológico y sustentable que tiene el potencial de revolucionar la construcción en todo el mundo.

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LA CONTAMINACIÓN QUE GENERAN LAS COLILLAS

Se estima que se desechan más de 4,5 trillones de colillas cada año. Con estas cifras, son la mayor causa de basura en el mundo, y pueden tardar hasta 25 años en degradarse.

Además, las colillas concentran todas las sustancias tóxicas del humo. Como por lo general se las arroja al piso, cuando llueve, el agua las arrastra a las alcantarillas y así acaban contaminando las fuentes de agua que todos consumimos. También afectan a las aves, peces y otros animales marinos, que las confunden con alimento.

LADRILLOS HECHOS CON COLILLAS

El proceso de armado de estos ladrillos hechos a base de colillas de cigarrillos comienza a partir de la pregunta sobre cómo se puede solucionar el problema de los residuos que generan los cigarrillos que son consumidos y arrojados a diario.

Luego, sigue de la mano de los voluntarios y sus campañas para recoger las colillas. El proyecto Reciclemos cuenta con 70 voluntarios repartidos en varias ciudades de Argentina, quienes recogen 500 colillas al mes, el equivalente a una botella de 600 mililitros de gaseosa.

Para reforzar el proceso y darle una mano a los voluntarios, Cigabrick ofrece a municipios y empresas planes de reciclaje. Además, colocan ceniceros portátiles en las calles.

Siguiendo con el proceso, los voluntarios le entregan las botellas a los embajadores que envían una vez al mes a Mendoza, 5 kilos de colillas listos para procesar en su laboratorio. Allí, se separan las colillas en bolsas de entre 20 y 40 unidades.

Luego, les añaden otros elementos naturales y unos microorganismos que, para plantearlo en términos sencillos, se comen la toxicidad. Al cabo de unos quince días, crean una pasta aislante a partir de la cual se hace el ladrillo.

Más tarde, esta pasta pasa por distintas máquinas hasta que se prensa en un formato parecido al lego. Tiene dos agujeros en el medio, lo cual permite encastrar mejor los ladrillos.

Cabe destacar que este proceso permite reducir la necesidad de cemento en comparación a un ladrillo común y corriente. Por lo tanto, también logra disminuir los costes de obra hasta un 40%, según la compañía.

PROYECTOS A FUTURO

Lemos explica que se encuentra negociando con una empresa para poder enviar los cigarrillos a través del país sin costo y también para conseguir inversores que se unan a la compañía.

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Antes de la pandemia, recibía entre 15 y 20 correos por día de empresas interesadas en aportar o replicar su modelo en otros países como España, México o India. Pero, como era de esperar, con la emergencia sanitaria y el parate mundial por el COVID-19, el interés se ha paralizado.

Aunque aún no se ha recuperado la inversión inicial realizada, Lemos, no pierde el optimismo y espera que en el futuro las únicas colillas que se vean en el suelo sean las de las baldosas hechas por su empresa.

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