¿Sabías que la orina de ballena limpia el planeta?: desde las aguas frías del norte hasta las cálidas costas tropicales, las ballenas no solo migran para alimentarse y reproducirse: también transportan nutrientes vitales para la salud de los océanos.

Según un estudio liderado por la Universidad de Vermont y publicado en Nature Communications, estos gigantes marinos actúan como vehículos biológicos de fertilización natural, esparciendo nitrógeno y otros nutrientes esenciales a lo largo de miles de kilómetros.

¿Qué tiene de especial la orina de ballena?

Estudios anteriores ya habían demostrado que las ballenas ayudan a redistribuir nutrientes al alimentarse en aguas profundas y defecar en la superficie, lo que impulsa el crecimiento del fitoplancton —la base de la cadena alimenticia marina.

Pero este nuevo análisis reveló que su orina también juega un papel clave, esparciendo hasta 4.000 toneladas de nitrógeno al año hacia zonas tropicales costeras con bajos niveles de nutrientes, como los arrecifes de coral.

Ballenas: jardineras del mar

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Fuente: EFEverde

"Zonas como los trópicos suelen tener aguas muy claras, lo que indica una baja cantidad de nutrientes", explica el biólogo Joe Roman, uno de los investigadores.

Gracias a la orina y otros desechos de ballena, estas regiones reciben un impulso vital que fomenta el desarrollo del fitoplancton, alimentando peces, tiburones e invertebrados. Este mecanismo convierte a las ballenas en verdaderas jardineras del océano.

La cinta transportadora del océano

Cada año, miles de ballenas jorobadas migran desde el Golfo de Alaska hasta el Santuario Marino Nacional de Hawái. En este trayecto, su cuerpo actúa como una "cinta transportadora de nutrientes", llevando consigo carbono, nitrógeno y otros elementos esenciales en forma de orina, heces, piel y hasta restos orgánicos.

En algunas zonas protegidas, la cantidad de nutrientes provenientes de ballenas duplica a la de fuentes locales.

Impacto global con escala animal

Además de su capacidad para movilizar grandes cantidades de materia, las ballenas se alimentan intensamente en latitudes altas, acumulando grasa que les permite migrar distancias colosales. Algunas especies, como la ballena gris, recorren más de 11.000 kilómetros en una sola temporada.

Durante esos viajes, pueden liberar más de 1.000 litros de orina por día, una cifra que deja en claro la magnitud de su impacto ecológico.