La resistencia a los antibióticos es un problema cada vez más serio, no solamente para las compañías farmacéuticas del mundo, que ven terminado uno de sus negocios, sino para toda la población, que acostumbrada a ellos, ahora no tiene el sistema inmune preparado para enfrentarse exitosamente contra las bacterias.

Se estima que actualmente la resistencia a medicamentos se cobra 700.000 vidas al año, y puede que este número ascienda a 10 millones para el 2050.La situación ha llegado a un punto tan crítico que muchas farmacéuticas han renunciado a desarrollar nuevos antibióticos. Sin embargo, algunos afirman que estos organismos descubiertos podrían ser la solución: son los “devoradores de bacterias” o bacteriófagos.

Los bacteriófagos son un tipo de virus descubierto a principios del siglo pasado que se alimenta de las bacterias (fagos significa “ingestión” o “alimento”, de ahí su nombre). Su potencial como antibióticos es muy alto porque están programados para combatir bacterias, por lo que además no representan un riesgo importante para la salud de los humanos.

El bacteriófago T4, por ejemplo, se puede implementar contra la bacteria E. coli, que vive en nuestro intestino y puede causar distintas enfermedades.La terapia con bacteriófagos no es nueva, y ya ha sido implementada por la Unión Soviética y países de Europa del Este en el pasado.

Y es que en estos tiempos de necesidad, el estudio de las posibles aplicaciones médicas de los bacteriófagos se presenta como un rayo de esperanza en un panorama cada vez más preocupante, en el que enfermedades como la tuberculosis pueden volver a representar un problema grave de salud pública.

¿Qué piensas sobre esto?