Las relaciones así cómo no empiezan de un día para el otro, tampoco se acaban de la nada. Hay cuatro patrones de comportamiento e interacción que hacen que la relación se desgaste y si no se enfrentan con ayuda profesional es muy probable que ambas personas se rindan, haciendo que la relación culmine, muchas veces en muy malos términos.

Te recuerdo que esta información no es diagnóstica, es únicamente informativa. El objetivo es que, de ser el caso, puedas acudir a soporte profesional cuando todavía estén a tiempo.

1.- Crítica Destructiva: comienza con interacciones directas que tienen como principal finalidad la queja, el ataque a la personalidad o carácter de la pareja. Esto es netamente verbal y puede ir escalando, desde ejemplos simples como: ‘que mal genio que tienes’, hasta expresiones más ofensivas: ‘con esa forma de ser no hay nadie que te soporte’. Esto se da principalmente por una baja tolerancias a las diferencias y una comunicación deficiente.

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2.- Actitud defensiva: ocurre cuando una o ambas personas perciben los mensajes provenientes de su pareja como una ofensa, haciendo que reaccionen negativamente en vez de accionar de acorde a lo percibido. Puede darse por interacciones negativas anteriores y recurrentes o por una falta de comunicación, ya que la persona que está actuando de esta manera no pide aclaración a su interlocutor y únicamente asume. Un ejemplo: ‘amor, guarda eso por favor’. Se percibe como: ‘Que desastre que eres, nunca ordenas nada’, lo que por supuesto desencadena en una discusión que puede escalar a pelea.

3.- El desprecio: se expresa como una falta de respeto, sea esto a través del lenguaje verbal o no verbal. Pueden ser insultos, sarcasmo, ironía, apodos o sobrenombres ofensivos hasta hacer muecas, torcer los ojos, gesticulaciones de enojo o disgusto al estar interactuando con la pareja. Esto se puede dar por frustración, comunicación fallida o por patrones de irrespeto que han ido escalando.

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Finalmente, pero igual de importante que los demás:

4.- Actitud Evasiva / Ensimismarse: esto se da cuando un miembro de la pareja se encierra en sí mismo, no expresa su emocionalidad. Es como si se bloqueara ante la tensión existente en la pareja. Se puede expresar como indiferencia, resentimiento, aislamiento y/o rechazo a la otra persona. Uno de los motivos principales es la excesiva intensidad emocional que causa esta interacción, al ser tan fuerte la persona pierde la capacidad de identificar el comienzo de todo lo que está sintiendo y prefiere rechazar sus emociones. Otro causante puede ser haber recibido invalidación constante de la pareja, lo que genera un patrón de desinterés crónico.

Si bien ninguna relación es inmune a estas interacciones poco saludables, ciertamente identificarlas oportunamente puede marcar una enorme diferencia en el tratamiento terapéutico de una pareja. No hace falta estar casados para que esto ocurra, sin embargo, las investigaciones mencionan que el matrimonio puede ser un precursor debido a la constante interacción entre los miembros de la pareja.

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