Todos sabemos lo que es sentirse avergonzado. Cada uno de nosotros tiene historias de humillación y vergüenza, producto de haber cometido algún error frente a otras personas. Tal vez utilizaste mal una palabra y fuiste corregido frente a los demás, tal vez te tropezaste en la calle, o quizás saludaste a alguien que resultó no ser quien creiste que era.

Si te avergüenzas fácilmente, una nueva investigación puede ayudarte a reducir la angustia en torno a situaciones que solían hacerte sentir muy incómodo. Es tan fácil como ponerte en el lugar del otro cada vez que te esté pasando algo. Sigue esta guía y verás como te sentrás mejor:

Ten empatía

Imagina que estás en una conversación grupal y alguien usa una palabra incorrectamente. ¿Qué tanto la juzgarías? Probablemente no tanto como esa persona se está juzgando a sí misma.

La persona que está avergonzada tiende a centrarse completamente en sí misma cuando las cosas van mal. Experimenta lo que los investigadores llaman "olvido de empatía", es decir, se olvida de tener en cuenta la gran empatía que los observadores sienten por alguien en una situación vergonzosa.

Tampoco se dará cuenta, a menos que adopte una perspectiva externa, de que otras personas con frecuencia ni siquiera notan errores vergonzosos.

Una reacción efectiva al sentimiento de vergüenza es, por lo tanto, imaginar inmediatamente el incidente desde la perspectiva de un observador. Recordar la empatía que tienes cuando ves a alguien más equivocarse y aplicarla contigo mismo.

Si eres de esas personas que realmente detestan ser el centro de atencion, quizás el consejo anterior no te funcione tan bien. Algunos individuos (por lo general, quienes suelen experimentar un menor porcentaje de situaciones vergonzosas) se sienten más avergonzadas cuando toman el punto de vista de un observador. Esto es porque de repente creen que están en el centro de atención, y eso les resulta incómodo.

Si no eres de las personas que se sienten avergonzadas fácilmente sigue haciendo lo que sea que estés haciendo, porque está funcionando para ti. Pero diles a todos tus amigos más tímidos que prueben este truco mental cada vez que sientan que sus mejillas empiezan a enrojecer: Da vuelta la situación e imagínate a ti mismo como testigo de lo que está sucediendo.

Deberías sentir un aumento en la empatía, y una reducción de la angustia.

Fuentes:

Psychology Today