El feminismo ha puesto en jaque todo el sistema de organización que conocemos, por ser patriarcal. Y dentro de un sistema de poder, el lenguaje tiene un papel fundamental, pes hablamos como pensamos. De ahí la importancia de cuestionarlo.

Mucho se discute hoy acerca del “lenguaje inclusivo”, del uso de la “e” para hablar en genérico y de la potestad o no de la RAE para decidir al respecto. Pero en medio de debates acalorados, pocas veces nos preguntamos seriamente: ¿es machista el lenguaje?

Y la respuesta va mucho más allá de utilizar el masculino para hablar de grupos mixtos. Estos ejemplos te harán reflexionar mucho al respecto.

Dilo al revés

Tal como explica Mariola Fernández, doctora en psicología, tanto los hombres como las mujeres estamos educados para ver las cosas desde una mirada masculina. Esto es llamado “sesgo de la percepción”, y la consecuencia es una distorsión machista de la realidad.

La experta asegura que para entender este sesgo, la mejor manera de probarlo es dar vuelta una frase común y ver si te suena rara. Si es así, está sesgada.

Por ejemplo: imagina que eres hombre y estás en un restaurante. Cuando le pides la cuenta al mozo, este responde: “enseguida, señorito”. ¿Suena raro?

Ahora piensa qué pasa si eres una mujer y cuando pides la cuenta, el mesero te responde exactamente igual: “enseguida, señorita”. ¿Acaso no es lo habitual?

Si te pones a pensarlo, no es de extrañar que “señorita” se use mucho y “señorito” no, pues el término se utilizaba antiguamente para anunciar que una mujer ya estaba en edad de casarse, y que solo cuando lo hiciera podría ser llamada “señora”. El hombre, en cambio, siempre es señor: siendo soltero o siendo casado.

Para terminar con este ejemplo, piensa que en muchos lugares de habla hispana, cuando una niña empieza a menstruar se dice que “se ha convertido en señorita”. Sabiendo de dónde viene el término, ¿no te parece aterrador?

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¿Cuántas formas conoces de decir…?

La palabra “puta” en español representa a la mujer que se sale de los cánones socialmente establecidos. Aunque eventualmente es sinónimo de prostituta, se utiliza para hablar de cualquier mujer que viva con libertad su sexualidad, su profesión, y en general, su vida.

Si una mujer se acuesta con dos hombres el mismo día (o incluso, la misma semana), es una puta. El hombre que lo hace, es hombre y punto. De hecho, ¿hay una forma de decir “puta” en masculino que represente el mismo concepto?

Porque en femenino, hay cientos de maneras de decirlo. Usemos la estrategia de dar la vuelta a una frase. Imagina a una mujer diciéndole a otra: “Ese tipo es un zorro”, ¿tiene sentido la frase para ti? Pero imagina a dos hombres diciendo “Esa tipa es una zorra”. Eso sí que se entiende, ¿no?

Todos los idiomas son machistas

Los ejemplos como estos abundan en el lenguaje, lo cual nos hace pensar que realmente pensamos en términos machistas. Y no debes creer que el español es una excepción a la regla. Según la filóloga catalana Paula Fernández Gómez, “ningún país logró modificar totalmente su lenguaje para que deje de ser patriarcal".

¿La buena noticia? Que el lenguaje no es fijo, sino que es mutable. Si no lo crees, solo toma un viejo tomo de El Quijote, y verás la cantidad de palabras o expresiones que ya entraron en desuso.

Esto quiere decir que al lenguaje lo hacemos entre todos... O todas... O todes.

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¿Qué opinas al respecto? ¿Es machista el lenguaje?

Fuentes:

HuffingtonPost

Mujeres para la Salud

La Nación