En las escenas de las películas románticas, estar en pareja pareciera ser un destino casi inevitable de dos personas capaces de vencer cualquier obstáculo que se les interponga para llegar juntos al beso y al final feliz.

Pero fuera de la ficción, las cosas a veces no fluyen con tanta precisión.

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Las relaciones son complejas; ésa es la verdad. Incluso cuando hay una pareja que se ama, puede no ser feliz; o cuando dos personas se conocen y todo fluye positivamente, puede que aparezcan trabas y miedos que compliquen las cosas. A veces esas detenciones pueden ser pasajeras, pero en otras ocasiones pueden hacer que cada uno siga su camino.

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En decisiones como ésa la intuición juega un lugar central; esa sensación que, como si fuera un sexto sentido, nos dice que "no", que hay algo con lo que no nos sentimos cómodos y que es mejor entonces no profundizar. Pero otras veces puede ser un acto de autoboicot, porque estar en pareja puede tener para nosotros un significado que en este momento de nuestra vida, sinceramente nos aterra o creemos que no estamos preparados para asumir.

En esos momentos es bueno pensar si no es que estamos siendo presos de alguno de los mitos de lo que pensamos que significa estar en pareja. ¿Cuáles son?

Pierdes la libertad y dejas de hacer lo que te gusta

Para muchas personas, estar en pareja es igual a "encarcelarse". Necesariamente creen que compartir con alguien implica dejar de hacer lo que más les gusta para pasar tiempo con el otro.

Si bien es cierto que elegir un/a compañero/a de vida significa compartir, eso nunca debería ser sinónimo de abandonar lo que uno ama (¡eso es lo que nos hace ser quienes somos!), ya que una relación sana se alimenta del crecimiento que cada uno, individualmente, también sigue teniendo. La vida no se detiene, ¡debería crecer, alimentarse, nutrirse!

No ves a tus amigos/as

Es muy común que cuando alguien se ponga en pareja deje de ver tanto a sus amigos/as. En un comienzo de la relación puede ser orgánico, ya que es posible que quieran pasar tiempo juntos, conocerse, compartir, etc. Pero llega un momento en donde eso sí o sí necesita volver a equilibrarse. Ambos precisan tener su tiempo y espacios por fuera del otro, sin que eso ponga en riesgo a la relación de ninguna forma.

Te conviertes en la otra persona

Mitos como el de la "media naranja" alimentan la idea de que estar en pareja exige una especie de simbiosis donde uno no es sin el otro. Ése es un error que puede llevar a muchos vínculos tóxicos. Una pareja está formada por dos personas que se eligen como compañeros/as; y eso no significa perder la propia identidad ni fundirse en el otro, sino acompañarse, que es algo muy diferente.

Debes vivir con él/ella

Estar en pareja no siempre coincide con lo que "se espera": una casa, hijos y un anillo de casamiento. Cada relación construye sus propias reglas; con las que se siente a gusto. No hay nada que "necesariamente" tengas que hacer. Hay parejas que eligen no tener hijos, no casarse, vivir solos, o dormir en camas separadas. Solo será cuestión de encontrar a quien piense como tú.

No estarás con ninguna otra persona

A muchas personas también les aterra el hecho de no poder estar con otro/a más, ya sea a nivel sexual o afectivo. Sienten que eso no les resulta orgánico, que naturalmente con el tiempo se sentirán atraídos por alguien más.

Para muchas parejas esto es una infidelidad y no es concebible, pero para otras estas reglas pueden abrirse, flexibilizarse, dialogarse, etc. Nuevamente dependerá de lo que tú y quien te acompañe elijan construir.

Si cada pareja es un mundo, ¡construye la que te haga feliz!