Ya hace varios años que los lugares de trabajo comenzaron a tener políticas de genero para evitar las desigualdades entre hombres y mujeres. Sin embargo, todavía hay un largo camino por recorrer para vencer esas diferencias.

Hoy en día muchos trabajos siguen siendo considerados únicamente para hombres y la gente se sorprende al ver a una mujer desempeñándolos. Los prejuicios de si la mujer es fuerte, hábil o indicada para desarrollar estas actividades todavía no han sido derribados por completo.

Sin lugar a dudas, la mujer se ha encargado de romper con los estereotipos creados por la sociedad y hace años que lucha para desempeñar cualquier trabajo que se proponga.

Una mujer albañil

Carolina Gutiérrez, más conocida como “Caro Alfalfa”, es una arquitecta Argentina y ha trabajado como albañil. Ella pensó que para poder llevar adelante las obras tenía que conocer el trabajo que realizan las personas que trabajen con ella.

Carolina cuenta que normalmente es raro ver a un arquitecto trabajando en su obra, codo a codo con los albañiles o plomeros, y que mucho más extraño es para las personas ver a una arquitecta, es decir, una mujer dirigiendo una obra y trabajando a la par de sus constructores.

La mayoría de las obras donde Carolina trabajó fueron realizadas con grupos de trabajadores en su totalidad identificados como varones. “Esto hizo que me acercara a su trabajo de tú a tú y fue lo que me permitió entender la lógica del funcionamiento laboral entre ellos y detectar todas esas acciones que tienen que ver con estructuras sociales patriarcales y capitalistas”, explica Caro Alfalfa.

Cuenta que no tuvo miedo al momento de elegir la carrera, pero que al recibirse sí lo tuvo, ya que a la mujeres se les dificulta ingresar a la obra. Sus primeros trabajos fueron detrás de escritorios, documentando las obras que luego eran construidas por los hombres que manejaban el capital y eran la cara de todo el trabajo que por detrás ella y sus compañeras realizaban.

Carolina explica que por esta situación es que las contratan con sueldos bajísimos, alegando que allí iban a ganar experiencia. Así las mantenían mal pagas, con muchísimo trabajo y responsabilidades extra de secretarias.

“En mi caso, todos los miedos e inseguridades se fueron desvaneciendo a partir de comprometerme con la militancia de los valores feministas de equidad social en mi vida personal”, admitie la entrevistada. “Proponerme mantener una mirada crítica ante las violencias normalizadas que se ejercían diariamente en los espacios que frecuentaba y poder detectar sus raíces patriarcales y capitalistas, me dio las herramientas y el coraje para hacerles frente”, precisa.

La arquitecta cuenta que la discriminación en este ambiente es habitual y que por lo general las mujeres cargan con todas las responsabilidades, pero no con la toma de decisiones. “Tu voz no es escuchada a menos que te impongas, ya sea levantando la voz o llorando de impotencia, para luego ser etiquetada y discriminada como loca histerica, conflictiva o problemática”, añade la entrevistada.

Gutiérrez cuenta que trabajó con una agrupación de albañiles mujeres, dedicadas a la bioconstrucción y así fue como se terminó de convencer de que no importa quién trabaje en la construcción: mujer, hombre o disidencia.

Bombero y paramédico

Eloisa Herrera Quijano es bombero y paramédico en la ciudad de México. Para ella, ser bombero fue la culminación de su carrera. Ya tenía algunos años como paramédico y como rescatista y ser bombero era completar esa especialización en el área de emergencias.

bombero

Eloisa contó que desde el inicio siempre se ha mostrado que el trabajo de bomberos es para hombres porque es una carrera que requiere mucha fuerza física. Entonces, al inicio, sentía que tenía esa desventaja.

“Lo que yo hice fue prepararme técnicamente para poder compensar esa falta de fuerza por técnicas y conocimiento”, cuenta en diálogo con Bioguia. Actualmente en el cuerpo de bomberos ya no existe esta discriminación y se están abriendo muchas oportunidades para las mujeres.

Eloisa cuenta que a lo largo de su carrera ha tenido muchas experiencias, como rescates o incendios, pero la última experiencia que la marcó fue el hecho el rescate de una bebé recién nacida que había sido abandonada entre dos edificios y cuya vida estaba en riesgo.

Una mujer detrás del volante

María Almenara Martín vive en España y es camionera hace ya 33 años. Siempre le gustaron los camiones, pero cuando se separó de su primer matrimonio, su personalidad se volvió más fuerte y esto la impulsó ponerse detrás del volante.

María confiesa riendo que nunca ha tenido miedo, pero que sí ha tenido vergüenza porque el ambiente es mayormente varonil. Sin embargo, afirma que hoy ya son bastantes las mujeres que se dedican a conducir un camión y hasta incluso pueden llegar a hacer el trabajo mejor que un hombre.

“He tenido encontronazos con hombres, pues bueno, como soy mujer me han querido achicar en la ruta, y como al principio era muy vergonzosa y quizás no respondía me deje intimidar por hombre pero hoy día después de tantos años en el trabajo ya no me quito para que pase un hombre", cuenta la camionera entre sonrisas.

cadena de valor empresarial

María trata de transmitir siempre que este trabajo lo puede hacer cualquier mujer. Ella se siente muy orgullosa y opina que si a una mujer le gusta una actividad, tiene que ir por ella, porque ese es el ejemplo de perseverancia que hay que tener frente a una sociedad machista que va en proceso de cambio.

Piloto de avión

Andrea Palacios es capitana de avión y vuela el Embraer 190 dentro de una aerolínea en Venezuela. Ella decidió que quería estudiar esta carrera cuando tenía siete años ya que creció en una familia en la que todos se dedican a esto. Su madre es militar de la aviación, su tías tripulantes de cabina y su papá es piloto.

“A los siete tuve la oportunidad de ir a una cabina de una avión grande y ver como mi papá trabajaba y ahí fue cuando decidí que quería ser piloto", cuenta Andrea emocionada.

Ella nunca tuvo miedo cuando decidió que se quería dedicar a esto. Si bien la mayoría de cupos están cubiertos por hombres, también hay mujeres. “En la historia de la aviación hay muchas pioneras como Amelia y otras que decidieron incursionar en este mundo y eso fue además de mis padres un gran ejemplo para mí", dijo Andrea.

Andrea es la pilota de avión más joven de Latinoamérica y nunca se sintió intimidada. Ella dice que manejarse en un medio donde la mayoría son hombres, le dio la fuerza para demostrar que todos tenemos la capacidad de lograr lo que queramos, sin importar el género.

Ella siente que su logro no es personal, sino que es para las mujeres y la gente joven, para que sirva de ejemplo y que no importe el entorno. Lo esencial es plantearse metas y tener la seguridad de que uno las puede cumplir sin importar el género, ni la edad.

Una mujer en la NASA

Victoria da Poian es una ingeniera aeroespacial francesa de 24 años que trabaja en el Laboratorio de Entornos Planetarios del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA como científica visitante en los Estados Unidos.

Como muchos niños, Victoria siempre ha querido ser astronauta. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de ellos, se aferró a este sueño y decidió que de una forma u otra se involucraría en la exploración espacial.

Desde pequeña, siempre ha tratado de leer mucho, de educarse en este campo y de orientarse hacia estudios científicos para convertirse en ingeniera. Después de un bachillerato científico francés y de tres años de clases preparatorias intensivas, la admitieron en el ISAE Supaero (la primera escuela francesa de ingeniería aeroespacial) y allí comenzó sus estudios en 2015.

Victoria cuenta en su etapa de estudiante nunca sintió que no debía estar en este campo, pese a la alta proporción de hombres en la ingeniería. “Simplemente decidí seguir mi sueño y no me centré en las desigualdades de género pero realmente descubrí las desigualdades de género y las barreras que la sociedad crea en mis actividades extra curriculares en el ISAE Supaero", cuenta la entrevistada en diálogo con Bioguia.

Victoria decidió para su principal actividad extracurricular centrarse en ampliar el acceso a la educación para los jóvenes, en particular de los estudiantes de entornos desfavorecidos. Lideró programas educativos y científicos para atraer a jóvenes interesados en la ciencia, y ha estado ayudando a estudiantes en diferentes campos, asesorándolos en matemáticas y física, discutiendo posibles trayectorias profesionales y preparándolos para sus exámenes orales.

“Discutiendo e intercambiando con gente más joven me di cuenta de que muchas no creen que pertenezcan al mundo de la ciencia”, expresa la ingeniera y añade: “Cada persona de STEM tiene un papel en mostrar, comprometer, inspirar y proporcionar coaching a la próxima generación de chicas y chicos".

Ella cree que esta discusión debe incluir también a los niños y hombres para celebrar la diversidad y mostrar que, sean cuales sean las aspiraciones que elijan, son alcanzables y factibles. Sostiene que para ella es esencial mostrarle a las mujeres jóvenes que elegir seguir sus aspiraciones, sus pasiones y sus sueños es muy importante.

“Hoy en día estoy trabajando con muchas mujeres científicas, expertas en su campo, que están mostrando cómo ser tanto una increíble científica como una gran administradora”, concluye la entrevistada.

Todas estas mujeres son un gran ejemplo porque demuestran que con perseverancia y voluntad las barreras de género y los estereotipos que hay en el mundo laboral se pueden derribar para poder lograr las metas propuestas.

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