Viral: los scones de calabaza que transformarán tus desayunos son únicos. Cada vez más personas se animan a preparar en casa recetas fáciles y originales, sin técnicas complicadas ni ingredientes difíciles de conseguir. En ese camino, los scones de calabaza se destacan como una alternativa deliciosa para variar los clásicos panificados del desayuno o la merienda.
¿Por qué sumar calabaza a tus scones?
Este vegetal tan presente en la cocina argentina no solo sirve para sopas, guisos o purés: también puede darle un giro único a la pastelería casera. La calabaza aporta humedad, un dulzor natural y un aroma suave que combina perfecto con la textura esponjosa de los scones.
Ingredientes básicos y fáciles de conseguir
La lista es corta y accesible:
- 250 g de puré de calabaza cocida
- 300 g de harina leudante
- 80 g de azúcar
- 80 g de manteca fría
- 1 huevo
- 1 cucharadita de polvo de hornear (opcional)
- Una pizca de sal
- Esencia de vainilla o canela, a gusto
👉 Consejo: asegurate de que el puré esté bien frío y escurrido para que la masa conserve volumen y los scones no se bajen en el horno.
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Paso a paso de la receta
- Cocinar la calabaza al vapor u horno, hacer un puré y dejar enfriar.
- Mezclar la harina con sal, azúcar y polvo de hornear. Agregar la manteca fría en cubitos y deshacer con los dedos hasta obtener textura arenosa.
- Batir el huevo con el puré de calabaza y la esencia elegida.
- Integrar húmedos y secos, sin amasar demasiado.
- Estirar la masa de 2 cm de grosor, cortar en círculos o triángulos.
- Hornear a 180 °C durante 15-20 minutos hasta dorar.
Cómo lograr la textura perfecta
La clave está en no sobremezclar la masa: cuanto menos la trabajes, más tiernos quedarán los scones. Si te gustan más aireados, podés sumar un poco más de polvo de hornear.
Ideas para acompañarlos
Los scones de calabaza caseros son versátiles: podés servirlos con mermeladas, miel o queso crema, pero también combinan con fiambres suaves para quienes prefieren algo salado. Su sabor delicado y color dorado los hacen perfectos para cualquier mesa.
Conservación y tips extra
Podés guardarlos en un frasco hermético por dos o tres días. Si los querés disfrutar tibios, bastará con darles un golpe de horno antes de servirlos. También podés congelarlos y recalentarlos cuando lo necesites.
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