SponsorWeekireciclaje

*Por Evelyn Damonte.

La cadena lineal de producción “usar y tirar”, sin tener en cuenta los límites planetarios, es la causa de gran parte de los problemas ambientales que surgen en la actualidad. Por el contrario, la economía circular trata de emular los procesos de producción de los ciclos naturales. Para ello tiene en cuenta cada eslabón de la cadena de manera que todos los elementos puedan volver a circular (ya sea por reúso o por descomposición en la naturaleza), y así evitar su acumulación y la posterior degradación de los ambientes.

Si se observa la producción tradicional es fácil identificar algunas decisiones:

  • La obsolescencia programada: cuando un celular se rompe, en general la reparación del mismo sale tanto como comprar uno nuevo, lo que promueve tirar el viejo y adquirir otro. Es una decisión de fabrica esta obsolescencia y que el producto no esté diseñado para ser fácilmente reparado. Podría ser accesible crear un producto en el que se puedan reemplazar las partes obsoletas y reutilizar las que aún sirven, evitando el descarte y aumentando su vida útil. También se podría crear incentivos para que el usuario pueda devolver el celular que no funciona y puedan reutilizarse sus piezas. Este ejemplo es extrapolable a casi cualquier electrodoméstico.
  • La sobreproducción de casi cualquier producto: gracias a la tecnología es posible identificar la demanda de un producto en tiempo real para evitar la sobreproducción, sin embargo en muchas industrias se genera más de lo que la gente compra. Estos excesos, que van desde electrodomésticos hasta ropa y comida, en la mayoría de los casos se descartan sin evaluar posibilidades como la donación o creación de nuevos circuitos. Claros ejemplos son las montañas de ropa en el desierto de Atacama o de electrodomésticos en Ghana, India, Pakistán y Brasil.
  • Poca adaptación al tiempo real: las emisiones de CO2 provocadas por el transporte representan uno de los grandes responsables de la producción mundial de este gas de efecto invernadero. Para aquellos que hayan tenido la oportunidad de calcular su huella de carbono individual saben que pasa a ser enorme cuando se viaja en avión. Si un viaje de avión está programado, despega aunque esté lleno o lleve una sola persona.

[También te puede interesar: Conoce el desierto de Atacama: Un vertedero de ropa de segunda mano que no podrás creer.]

avion

Es necesaria la creatividad a la hora de proponer soluciones, las normativas son un pilar fundamental. Una manera de evitar este descarte de forma irracional es a partir de la ley de responsabilidad extendida al productor que está en debate en Argentina. Esta ley promueve mejoras ambientales para ciclos de vida completos de los productos y exige a los productores que se hagan responsables financiera o físicamente de aquellos productos una vez agotada su vida útil, y especialmente a su recuperación, reciclaje y disposición final.

Ahora bien, del lado de la demanda se puede elegir qué consumir. Por supuesto hay distintas capacidades económicas y también es real que muchas empresas friendly con el ambiente venden sus productos a precios inaccesibles a comparación con el mismo producto no realizado de forma “amigable con el ambiente”. Pero disminuir la demanda y chequear patrones de consumo es necesario para un mundo más sostenible.

Con la comida pasa mucho: los restos pueden convertirse en sustratos altamente nutritivos para generar más alimento. Sin embargo, tirarlos a la basura los convierte en parte del relleno sanitario y en un pasivo ambiental contaminante. Romper esa lógica lineal es un esfuerzo, sin embargo, realmente vale la pena hacerlo.

[También te puede interesar: ¿Qué son las empresas B y qué proponen para los negocios tradicionales?]

La economía circular está compuesta por siete principios: reflexionar, rechazar, reducir, redistribuir, reclamar, reutilizar y reciclar. Además, busca redefinir qué es el crecimiento y hace hincapié en los beneficios que obtiene la sociedad.

*Evelyn Damonte forma parte del equipo de redacción del área de Comunicación del Centro de Desarrollo Sustentable GEO de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.