En el 2018, una orca identificada por sus cuidadores como Tahlequah perdió a su cría y, en una muestra de luto, la cargo muerta durante 17 días. Su trágica situación también entristeció a los todos los que vieron el suceso. Pero hora esto ha quedado atrás, puesto que esta ballena volvió a ser madre, y esta vez de un sano y vivaz bebe.

Cuando las ballenas fueron recluidas en el 2005 con el fin de proteger su especie, la población era de 88 miembros. Pero en la fecha que J35 tuvo su perdida, había disminuido mucho más su número. Ahora llega un rayo de esperanza para las orcas con esta nueva cría que eleva su población a 73. La cual fue vista por primera vez el sábado pasado, cuando los científicos hacían chequeos de rutina.

“No puedo evitar sentir tanta emoción al ver que J35 haya tenido a este bebe y él no haya muerto de inmediato como el anterior. Todos estamos preocupados y en puntas de pie, preguntándonos si esta cría lo logrará”. Así lo expresó Deborah Giles, una de las investigadoras que lleva la iniciativa de la conservación de las ballenas orcas.

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Una especie que lucha por la supervivencia

Popularmente se conoce a estos ejemplares como “ballenas asesinas”, la mayoría de ellas reside en el sur. Incluye tres manadas que viven cerca de la Columbia Británica y el estado de Washington.

Durante muchos años las orcas han luchado para soportar la escasez de presas de calidad, la contaminación acústica de las embarcaciones. Asimismo, batallan contra los contaminantes tóxicos que son derramados en los mares y muchos otros problemas. Los cuales hacen cada vez más difíciles los embarazos y de los que se salvan, al menos el 40% muere en su primer año.

Cuando en 2018 murió el bebé de J35, al poco tiempo de nacer, ella continuó cargándolo y empujándolo a través del agua. En repetidas ocasiones se sumergía en las profundidades para recuperar el cuerpo cuando este se hundía.

La conducta que mostró la madre es completamente normal, sin embargo, su viaje de tristeza duró 17 días y cubrió unas 1.000 millas. Generando una gran tensión en ese momento, justo cuando las autoridades gubernamentales buscaban estrategias para evitar la extinción de la especie.

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La fe está puesta en la nueva cría

El director y fundador del Centro de Investigación de Ballenas, Ken Balcomb, documentó la reciente cría, otorgándole el nombre de J57. Quien habita en el Estrecho de Juand de Fuca, una zona que separa la Península Olímpica de Washington de la isla de Vancouver.

Balcomb, dice tener expectativas altas de que este bebe sobreviva y la esperanza de que sus recientes esfuerzos por traer más robusto al salmón chinook den frutos. El cual es la principal fuente de alimento de las orcas que viven en el sur.

Añadió que otras ballenas de la manada están preñadas, y desde ya los investigadores las observan desde cerca para que su embarazo sea un éxito.

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