Las Lobas del Manglar defienden la pesca en Sinaloa: en el noroeste de México, un grupo de 12 mujeres pescadoras creó una de las primeras cooperativas femeninas dedicadas a la pesca artesanal de bivalvos como almejas, ostiones y pata de mula. Desde la comunidad de Las Aguamitas, en el Sistema Lagunar Altata-Ensenada del Pabellón, no solo sostienen la economía familiar, también luchan por el reconocimiento de su rol en un sector históricamente dominado por hombres.
Del anonimato a la organización
Durante años, las mujeres participaron en la pesca de forma invisible: limpiando, vendiendo o cocinando productos del mar, sin acceso a permisos ni toma de decisiones. “Queríamos dejar de ser solo un nombre en la lista de subsidios y tener voz propia”, dice Yorjana Pérez, una de las integrantes. Contra el machismo y el descrédito, hoy se posicionan como referentes del trabajo costero con enfoque de género.
Más que pesca: monitoreo ambiental y educación
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Además de recolectar moluscos, las Lobas se formaron como monitoras comunitarias, colaborando con organizaciones como EDF para recolectar datos sobre especies, tallas, calidad del agua y condiciones ambientales. Esta información científica alimenta estrategias de manejo sustentable y conservación.
También impulsan la Escuelita de Conservación, un proyecto de educación ambiental que acerca a las infancias al mar con actividades lúdicas y saberes pesqueros. Su objetivo: que las nuevas generaciones hereden no solo el oficio, sino también el respeto por los ecosistemas.
Un ecosistema vital y en riesgo
El Sistema Lagunar Altata-Ensenada del Pabellón, clave para la biodiversidad y la economía de Sinaloa, enfrenta amenazas crecientes por contaminación y sobreexplotación. Las cooperativas lideradas por mujeres son clave para su preservación. “Queremos que se valore nuestro trabajo y se cuide este mar que nos da vida”, concluyen las Lobas.