En la ciudad rusa de Magnitogorsk, los espectáculos de circo con animales aún siguen estando dentro de los entretenimientos más buscados por el público.

Pero un episodio ocurrido en una función se volvió viral; no precisamente por la "gracia" del animal, sino por su sufrimiento.

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Era el turno del espectáculo de los tigres que deberían atravesar anillos de fuego. Pero, en ese momento, una de las hembras comenzó a sufrir convulsiones.

Todo el público advirtió la situación, pero el domador (Artur Bagdasárov), en lugar de socorrerla, la golpeó con su látigo para que volviera al show.

Luego,sus ayudantes intentaron reanimar a la tigresa con un cubo de agua. Finalmente, el domador se la llevo arrastrándola hasta la entrada.

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Fuente: RT.com

Gran parte del público salió muy indignado por la situación. El animador, por su parte, dijo que la tigresa solo había sufrido un espasmo muscular.

Afortunadamente, el felino ya se encuentra recuperado. Pero podría fácilmente volver a ocurrirle algo similar.

El video se ha vuelto viral en las redes sociales pero lamentablemente es un caso más de las agresiones que sufren muchos animales en cautiverio en sitios donde aún es legal que animales salvajes participen de espectáculos.

Mira el video aquí

VIDA EN CAUTIVERIO

A los animales como la tigresa del video, participar de espectáculos así, les provoca mucha tensión y sufrimiento. Son alejados por la fuerza de su hábitat natural, y en general viven en malas condiciones de higiene y cuidado (permanecen en jaulas pequeñas u oscuras, por ejemplo). También, muchos de ellos reciben agresiones, malos tratos y torturas para "adiestrarlos" a lo que el show requiera. Además, al quitarlos de sus ambientes naturales se genera un daño ecológico severo en los ecosistemas.

El problema de fondo es que aún muchas personas ven esto con total naturalidad y no son conscientes del sufrimiento que atraviesan estos animales en su cautiverio.

¿No crees que hay otras formas en que podemos divertirnos sin hacer sufrir a ningún animal de esta manera?

Fuentes:

El País

Clarín

La Vanguardia