“Vamos a eliminar burocracia que ha paralizado la toma de decisiones de sentido común durante una generación”, sostuvo el secretario de Interior de Estados Unidos, David Bernhardt, sobre la desición de la Administración de Donald Trump de modificar la ley de protección ambiental, que lleva en vigor medio siglo.

¿Qué significa? Estos cambios rebajarán los requisitos de los estudios ambientales para la construcción de grandes infraestructuras como minas, oleoductos, gaseoductos o aeropuertos.

Este no es el primer golpe de Trump hacia el cuidado ambiental: la nueva iniciativa, anunciada hace pocos días, se suma a su batalla contra la regulación ambiental. “Queremos construir nuevas carreteras, autopistas y puentes más grandes y más deprisa”, sostuvo el presidente.

La megaminería, por ejemplo, genera graves impactos a todos los ecosistemas del mundo: contamina las reservas de agua dulce, destruye ecosistemas enteros, afecta la salud de millones de personas y financia graves violaciones a los derechos humanos.

mineria

Desandar el camino

En los últimos años, la evidencia del cambio climático ha alcanzado un -casi unánime- consenso científico. En este marco, en Estados Unidos, se han podido ralentizar (e incluso, frenar) grandes proyectos de industrias contaminantes, como el del oleoducto Keystone Pipeline XL entre Canadá, Illinois y Texas, que había sido demorado temporalmente en 2015 por el ex presidente Barack Obama.

Sin embargo, el cambio de la ley (NEPA, por sus siglas en inglés) aprobada en 1970, amplía el tipo de proyectos que quedan exentos de ser examinados con los criterios de la misma. Por ejemplo: la ley modificada dejará claro que los estudios ambientales ya no han de tener en cuenta los “efectos acumulativos” de la contaminación, lo que da vía libre a las industrias contaminantes a construir respetando solo el impacto ambiental inmediato.

Según un análisis del periódico estadounidense The New York Times realizado en diciembre del año pasado, se identificaron 95 propuestas de desregulación ambiental por parte del gobierno de Trump en estos tres años de mandato. De ellas, 58 habían sido ya completadas y 37 se encontraban en proceso.

Además de la desregulación de la NEPA, el gobierno también ha decidido relajar los límites contaminantes de los automóviles como pedían los fabricantes. También, ha eliminado los límites a las emisiones de la industria del carbón.

Pero no solo eso: en noviembre de 2019, Trump inició el proceso de un año para sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París, un acuerdo establecido dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), que establece medidas para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y coordinar un proceso internacional de adaptación al cambio climático.

La retirada entraría en vigor oficialmente el 4 de noviembre de 2020, el día después de las elecciones presidenciales.

Fuente:

El País