Milhojas de berenjena, miel y queso: es una entrada mediterránea crujiente, cremosa y con el toque justo de dulzura. Una opción que se convirtió en una de las entradas más buscadas por los amantes de la cocina andaluza. Su equilibrio entre lo salado y lo dulce la hace irresistible y muy fácil de preparar.

Un clásico andaluz reinventado

En Andalucía, la combinación de berenjena frita y miel de caña es casi una religión gastronómica. En esta versión moderna, las capas de berenjena asada se alternan con un suave queso de cabra, creando una milhojas que conserva la esencia del sur con un toque gourmet.

Ingredientes principales

Para 4 raciones vas a necesitar:

El secreto está en el asado

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Las berenjenas deben cocinarse al horno con un poco de aceite de oliva hasta que queden tiernas y ligeramente doradas. (Imagen: Pinterest)

Las berenjenas deben cocinarse al horno con un poco de aceite de oliva hasta que queden tiernas y ligeramente doradas. Este paso realza su sabor y evita el exceso de grasa que se genera al freírlas. Además, ayuda a que las capas se mantengan firmes al montar el plato.

Cómo montar la milhojas perfecta

Una vez asadas las berenjenas, se alternan las capas con el queso de cabra, dejando que su textura cremosa se funda con el calor residual. Entre capa y capa, se puede añadir un hilo de miel para potenciar el contraste de sabores. El resultado: un plato que conquista a primera vista.

Para darle un acabado especial, se espolvorean piñones tostados y ramitas de tomillo fresco. Este detalle aporta aroma, textura y una presentación que transforma la milhojas en un plato digno de restaurante.

Ideal como entrada o plato principal

Aunque suele servirse como entrada, esta milhojas también puede convertirse en un plato principal si se acompaña con una ensalada fresca o un poco de couscous. Es una opción vegetariana, nutritiva y llena de sabor.

Berenjena, miel y cabra: una combinación que enamora

La mezcla de la miel con el queso de cabra resalta el sabor suave de la berenjena, creando un equilibrio perfecto entre dulzura y acidez. En solo 45 minutos, tenés una receta fácil, elegante y saludable que muestra lo mejor de la cocina andaluza.