Aunque la ansiedad es una respuesta natural de nuestro cuerpo ante algo percibido como una amenaza, puede que suceda sin que exista tal peligro real y sin embargo nos preparemos físicamente para reaccionar rápidamente.

Cierto grado de ansiedad es necesario para el manejo normal de las exigencias que tenemos en nuestra vida diaria, pero en ocasiones puede ser muy intenso o recurrente. Muchas personas, en esta situación, buscan calmar la ansiedad generada por factores psicológicos, mediante la comida, por eso ésa es una de las tres emociones que causan sobrepeso

En situaciones puntuales, como un examen o una entrevista laboral cercana, puede aparecer una mezcla de hambre y ansiedad que puede hacernos comer de más. 

En momentos de mucho estrés y mucha exigencia intelectual, el cerebro puede realmente agotarse y entonces sentimos la necesidad de incorporar energía. Un estudio publicado en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise podría brindar la solución más saludable. 

En este estudio, investigadores de la Universidad de Alabama y Birmingham, trabajaron con grupo mixto de 38 personas, a las que, luego de 35 minutos de relax, invitaron a comer toda la pizza que quisieran, y registraron la cantidad y calorías ingeridas.

Una semana después, luego de otros 35 minutos de relax, les dieron una prueba mental muy exigente para realizar, antes de volver a comer toda la pizza que quisieran.

Pero, antes de esto, dividieron al grupo en dos y, mientras que a los miembros de uno de los grupos los hicieron descansar 15 minutos antes de comer; a los otros los hicieron hacer 15 minutos de ejercicio.

¿Cuáles fueron los resultados?

Los que descansaron comieron más pizza que la semana anterior; pero el grupo que hizo ejercicio, comió menos.

El Dr. William Neumeier, autor del estudio, explicó que al estar cansado, el cerebro necesita más energía, por lo que el cuerpo busca comer más de lo habitual para reponer los depósitos de energía. Sin embargo, al hacer ejercicio, los músculos liberan ácido láctico en la sangre, que se convierte en una fuente de energía rápida para el cerebro. Además, hacer ejercicio estimula la producción temporal de hormonas que suprimen el apetito, e implica una distracción y motivación psicológica.

Esto podría ayudar a comer en menos cantidad y a escoger con mayor conciencia los alimentos, más aun si lo realizas al aire libre o en grupos. Aun así siempre debes tener en cuenta el ejercicio más adecuado para ti y, a largo plazo, lo ideal sería que pudieras encontrar la causa de tu cansancio y ansiedad, consultando con un profesional.