Un nuevo estudio de antropólogos platenses demuestra que la extinción de la denominada “megafauna de Sudamérica” está relacionada con los humanos. Expertos atribuyen este desastre natural a los pobladores de esta tierra. Aseguran que comenzó cuando aprendieron a manejar con destreza una nueva y letal arma: la lanza con punta de cola de pescado.

Los megaterios, los gliptodontes, los predecesores del perezoso y los caballos gigantes se extinguieron de la faz de la tierra hacia finales del período pleistoceno. Y hasta ahora la mayoría de los trabajaos científicos responsabilizaban la desaparición de estas especies a los cambios climáticos y ambientales de esa época.

Sin embargo, el reciente estudio publicado en la revista especializada Nature atribuye la responsabilidad a los humanos. La investigación concluye que el efecto directo de la depredación humana fue probablemente el principal factor que impulsó el declive y posterior extinción de la megafauna sudamericana hace poco más de 10 mil años.

Esta es la principal conclusión a la que llegaron los antropólogos Iván Pérez y Luciano Prates. Ambos trabajan en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP y son investigadores del Conicet.

“Creemos que los cambios climáticos y ambientales de fines del Pleistoceno sometieron a estos animales a un estrés ecológico y demográfico. Pero la caza intensiva de los humanos sobre unas pocas especies generó múltiples y devastadores efectos sobre la biodiversidad de la megafauna, incluyendo especies no cazadas”. Así lo explicaron los expertos.

¿Qué sucedió en Sudamérica?

Durante años ha sido poco considerado el papel central de los humanos como teoría de las extensiones ocurridas en Sudamérica.

Pero ahora, el cambio climático no parece explicar por sí mismo la desaparición de las especies. Una serie de estudios paleoecológicos y paleontológicos recientes atribuyen cada vez más al ser humano un papel importante en el proceso de extinción. Por eso, se mantienen los avances en los trabajos que aborda en profundidad de la relación entre humanos, cambio climático y extinciones.

12 mil años atrás las armas letales eran limitadas. Pero representaron un factor clave en el desajuste ambiental que derivó en la decadencia de estos mamíferos gigantes. Los cuales pastaban mansamente por la pampa y la Patagonia argentinas, entre otros espacios.

En este período apareció un arma que revolucionó la práctica de la caza salvaje: la punta de lanza con forma de cola de pescado. Allí el crecimiento en número y densidad de las especies de megafauna se detuvo bruscamente y comenzó a disminuir.

Con la extinción de la megafauna, también desaparecieron las puntas colas de pescado de Sudamérica. Además, la población humana experimentó un claro detenimiento de su crecimiento.

Eso les permite concluir que el descenso de megafauna coincide ajustadamente con la aparición de estos cazadores que usaron métodos tan avanzados que terminaron siendo depredadores.

esta noticia permite conocer cómo el humano ha sido responsable de la desaparición de muchas especies de animales desde tiempos remotos.