Ver no es lo mismo que mirar. La visión es una función del ojo y su anatomía, la mirada involucra a más de un sentido y tiene una especificidad.

Desde la concepción de los lenguajes sagrados, como la astrología, la mirada se perfila en el orden de lo sistémico, lo cual implica que no hay fragmentación y que se considere en un sentido temporal.

La mirada fragmentada lleva aparejado un predominio y/o cristalización de patrones de funcionamiento que van adquiriendo mayor alcance e incorporación entre los individuos, que a su vez, afianzan la cristalización y la trasmiten.

Esto mismo favorece la emergencia de un sistema rígido de descodificación, que obstaculiza el intercambio con lo nuevo, buscando darle familiaridad a lo desconocido, lo que deriva en un forzamiento cognitivo-emocional que tranquiliza, pero, no necesariamente lleva a comprender porque nos pasa lo que nos pasa.

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El pensamiento científico involucra el aprendizaje desde el error. Tiene una lógica, pero ésta no es numérica, hay que equivocarse muchas veces para que el pensamiento se convierta en ciencia y/o resultados, pero, sobre todo, hay que poder hacerse preguntas.

Cuando los patrones están muy fijos, se tiende a actuar reactivamente. No hay espacio para la duda, para la interrogación, para la observación, y permanecemos en el fragmento de aquello que creemos o confiamos nos llevará al éxito, sea lo que sea que llamemos éxito.

covid-19 y crisis del contacto

La pandemia de Covid-19 se presenta como un emergente para agudizar la mirada, y no la vista, sobre esas cristalizaciones o modos de comportamiento que se han agotado y nos han llevado a un detrimento de nuestra salud integral. Temporalmente es este el momento de oportunidad de la mirada sistémica, de hacerse preguntas, de no reaccionar con respuestas espasmódicas.

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Nunca antes se aceleró tanto el cambio constante, lo que hoy funciona, mañana se descarta y pasado se volverá a reciclar. Nunca antes hubo tamaña crisis de certezas. Quizá la única que quede sea la de nuestros cuerpos, nuestra materia y cuan conscientes seamos de ella.

Pero, justamente, la Covid-19 nos trajo la “crisis del contacto”. Hay que mantener la distancia prudencial. Para nuestro origen que es mamífero, desde lo biológico, se necesita de este contacto para vivir, su ausencia provoca que nuestro ser mamífero se aterrorice, sufra, se angustie, se sienta huérfano.

Una estrategia a la que apelamos entonces es la negación, con sus consecuencias conocidas, la siguiente es la fantasía, los pensamientos catastróficos, la confianza ciega, la idealización, la medicación, etc.

Desde esta posición solo actuamos reactivamente por continuar fragmentados, pero no hacemos lugar a las preguntas, a la duda, al asombro cotidiano. Permanecemos en una modalidad de supervivencia que nos va restando vitalidad.

Ya en el inicio del 2019, cuando tuve la oportunidad de hacer un viaje a unas conferencias sobre la corporalidad y el contacto en Bioenergetica y sus aplicaciones en salud, pude observar el profundo resquebrajamiento del intercambio interpersonal que estaba ocurriendo.

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En Europa absolutamente todo podía ser hecho sin hablar con nadie. Podías pasarte un dia entero utilizando botones para todo, sin relacionarte con un ser humano para absolutamente nada. En aquel momento, el impacto que esta observación me causó fue muy grande.

¿Es posible entonces que las leyes del intercambio de energía estén ahora compensando? Como mencioné al inicio, desde una mirada sistémica, como las terapias alternativas nos traen, la ley energética es perfecta. Conserva el equilibrio.

Pero la pregunta es imposible de contestar a priori y solo apunta a enfocar en esos lugares donde estamos muy desbalanceados y ver qué nos pasa. En un principio parecido se basa la medicina china y sus resultados son más que alentadores.

necesidad de una concepción integral de la salud

Quizá estos tiempos de tanta incertidumbre de todos los aspectos de nuestra existencia requieran acelerar el enfoque hacia una concepción más integral de la salud.

La tecnología nos proveyó maravillosamente de herramientas para acelerar diagnósticos y tratamientos específicos, salvar vidas y prolongar la expectativa de vida, pero a la vez nos alejó mas y mas del ser humano que somos y ahora se materializa la perdida de este contacto.

Disponemos de herramientas de integración que apuntan a volver a centrarnos en lo humano, solo hay que animarse a explorarlas en el camino hacia una búsqueda de una calidad de vida más plena.