Nota por: Alejandra Flores Leyva

La Tierra es un ente dinámico que está sujeto a procesos naturales, incluyendo su deterioro. Lamentablemente el incremento poblacional incontrolado ha propiciado que el deterioro ambiental esté avanzando a pasos agigantados, ¡pero no todo está perdido!

Aquí te dejamos 3 cambios que puedes implementar en tu vida diaria para echarle una mano a nuestro planeta y de paso, a toda la humanidad, incluso tú mismo. 

1. Uso de bicicleta o transporte público

Pese a lo que muchos digan, el calentamiento global no es ninguna inversión del gobierno, y los gases de efecto invernadero (GEI) son sus principales causantes. Estos GIE son emitidos de diversas formas, todas ellas producto de las actividades humanas, provenientes principalmente de la combustión de combustibles fósiles de automóviles.

Vamos a reflexionar… Es un día laboral normal, estás estancado en el tráfico, miras a tu alrededor y un 70% de los vehículos transportan únicamente a una persona. Incluso parece absurdo… Mejor comparte el auto con amigos y familiares, tendrás tiempo de calidad con personas que aprecias y se aminora el impacto que generan los autos; evita usar el automóvil o el transporte en trayectos cortos, caminar siempre es refrescante; haz uso de la bicicleta para llegar a tus destinos, ¡verás que te alegrará la rutina!

Si algo tan sencillo como eso es implementado en cada uno de nosotros, podemos minimizar el grave impacto de ese monstruo llamado cambio climático.

2. No más toallas o tampones

La menstruación es un proceso fisiológico natural, que no tendría porque contribuir a la generación de desechos súper contaminantes, y mucho menos debería ser un atentado contra nuestra salud.

Está comprobado que los materiales utilizados para la producción de toallas y tampones contienen químicos dañinos, como la dioxina (cancerígeno), el asbesto (cancerígeno e incrementa el sagrado), y el rayón (fibras que acumulan toxinas que provocan infecciones).

Aunado a ello, el tiempo de degradación de estos materiales son de ¡300 años! Hagamos cuentas: las mujeres menstruamos aproximadamente 5 días al mes durante aproximadamente 40 años, que sería un total de 2400 días, y una mujer utiliza aproximadamente 5 toallas higiénicas diarias; así, una mujer a lo largo de su vida utiliza 12 mil toallas femeninas. Cifra final: cada mujer deja una huella de 3 millones 600 mil años de contaminación para el planeta, una sola mujer… Y adivinen qué, ¡somos 3,760,750,803 mujeres en el mundo! (que aumentan mientras lees esto). Vamos a poner manos a la obra con el uso de productos reutilizables y biodegradables, ahí les van:

Copa menstrual

Funciona como un tampón, pero a diferencia de él, en lugar de absorber los fluidos, los almacena. Es un producto reutilizable hasta por 10 años, el cual está hecho de silicona, no contiene químicos, es muy cómoda, no genera malos olores y es amigable con tu bolsillo. Este producto existe desde 1932, pero su uso no se ha popularizado ya que para la industria de higiene femenina implicaría una gran pérdida económica.

Toallas higiénicas ecológicas

Este producto es para las chicas que aún no están convencidas de dar un cambio tan brusco. Las toallas ecológicas están hechas 100% de algodón y sin químicos, son frescas y cómodas, y duran de 2 a 4 años dependiendo del cuidado que se les de.

Ambos productos los puedes adquirir en la red, donde se te va guiando paso a paso para que elijas el artículo que mejor te convenga. ¡Atrévete a generar un cambio!

3. No lo necesito, no lo compro

Antes de comprar cualquier cosa, pregúntate si realmente lo necesitas y muy probable la respuesta sea un no. ¿Cuántas veces hemos comprado productos innecesarios que se van acumulando, y después de un tiempo terminan en la basura? Tristemente, toda esa basura llega a países tercermundistas y a nuestros océanos. Esto último es contradictorio para el bienestar de la humanidad, ya que en el océano ocurren procesos que son responsables del su propio mantenimiento, como las corrientes oceánicas y la captura de dióxido de carbono que son muy importantes para el control climático, o los servicios ambientales, como la protección costera que dan los arrecifes de coral. 

La contribución más fácil para atacar el deterioro ambiental es dejar atrás el consumismo. Aprendamos a llevar una vida minimalista y desapegada de lo material, más humilde, más sencilla, y sobretodo, más natural. Andar ligero por la vida es un buen hábito, menos es más, y liberarnos de objetos que no necesitamos nos hace la vida más agradable.

Te invito a hacer un ejercicio: no compres nada que no necesites durante un mes, haz una lista de todas las “tentaciones” que tuviste durante ese tiempo, anota sus precios y mira al final del mes si alguna de esas cosas realmente la necesitabas.

 Observa cuánto ahorraste y ocúpalo para hacer algo que realmente te guste, llámese viajar, ir a un concierto, al cine, o incluso a comer tacos… ¡Date esa oportunidad!