Hay que asumir la siguiente frase: “No es personal, es cerebral”. Es el mantra que permite convivir y sobrellevar los cambios de humor de los adolescentes. Es de gran ayuda mantener esta perspectiva antes los jóvenes.

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Las experiencias con hijos adolescentes

Muchos padres se quejan de la convivencia con adolescentes. Cambian mucho de humos, además de ser muy críticos con los adultos. Abundan los desplantes, lo cual hace muy complicada la relación entre padres e hijos.

No faltan algunas recomendaciones y técnicas de relajación. Además, es necesario saber que nada de lo que hacen los jóvenes es personal. Son cambios constantes en su cerebro, más que en sus propios sentimientos.

Es una característica propia de la adolescencia: ¡no se puede evitar! Se han hecho algunas publicaciones al respecto, siempre tratando de aconsejar a los padres. Hay que aprender a convivir con la adolescencia.

El cerebro y la pubertad, lo que sucede en esa etapa

Los adolescentes tienen muchos cambios hormonales. El cuerpo debe aprender a procesar la nueva presencia de hormonas y eso causa desajustes. Antes de llegar al equilibrio, hay impases y cambios de actitud.

Las glándulas que segregan las hormonas no funcionan del modo en que deberían, les cuesta acomodarse a su nueva capacidad de producción. Por eso, por momentos hay “descargas incontroladas” de estas hormonas.

¿Resultado? Los cambios de humor, sensaciones de alegría o mal ánimo repentinas. Otro problema es que los adolescentes no tienen aún dominio emocional. Lo que les sucede, les afecta mucho más que a un adulto.

No es casual que las personas rememoren de modo traumático cosas pasadas en la adolescencia. En cambio, si pasan por situaciones similares en la vida adulta no tienen el mismo impacto. ¡Hay sensibilidad en la adolescencia!

Justamente, los padres deben tener cuidado de no lastimar emocionalmente a los jóvenes. El asunto es que los progenitores también necesitan atención: les cuesta mucho entender a un hijo con tantos cambios de humor.

En dado caso, los adultos deben entender que no es personal. En realidad, los adolescentes son reactivos: tienen poca iniciativa. Por eso, son más tendentes a dejar por modas. Es decir, no hacen cosas de modo tan propio.

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Personas en etapas diferentes: una convivencia con detalles

Los padres atraviesan otros momentos: luego de un día agotador de trabajo, llegan a casa y pueden toparse con un hijo de emoción desbocada. Un momento donde pueden estallar malos entendidos de gran calibre.

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¿Qué hacer en estos casos? El mantra más recomendado es tener en cuenta que no es personal, es cerebral. El cerebro adolescente tiene que manejar los cambios hormonales y reacciona con emociones fuertes.

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