¿Cuántas veces has decidido ser feliz? Seguramente más de las que quieres aceptar. En las películas y los libros, en las notas de superación y los consejos de expertos, todos dicen que un día decidieron ser felices y a partir de entonces todo cambió. ¿Realmente crees que eso es posible? Claro que no. Peor aún, esas historias hacen que la gente piense que por querer ser feliz y no lograrlo inmediatamente sienta que hay un problema en ellos.

La naturaleza humana es compleja. Aún no podemos decidir si somos buenos o malos por naturaleza, pero sí sabemos que la vida y las relaciones son complicadas y que los finales felices duran hasta que existe un “pero”. A pesar de eso está en nosotros movernos, seguir en esa búsqueda por la felicidad que a veces parece inalcanzable, pero que debemos entender que a veces llega y a veces se va, es natural. Siempre debemos recordar que a pesar de que las cosas malas regresen, hay que dejar cierto equipaje atrás para ser felices.

El control

Todos queremos tener el control de las cosas, pero mientras más nos obsesionamos con estar bien en cada aspecto de nuestra vida, más infelices somos. No es un llamado a dejar el trabajo o las obligaciones, pero a reflexionar acerca de lo que no podemos controlar, lo que los demás hacen o deciden que, aunque nos afecte, está más allá de nuestro poder.

Relaciones tóxicas

Éstas llegan y van con el tiempo, pero sólo cuando nos libramos de ellas podemos realmente sentir que estamos con las personas correctas. Ya sea tu mejor amigo o amiga, tu pareja o algún familiar que te ha hecho la vida mucho más difícil de lo que mereces , las relaciones tóxicas son caminos que no llevan a nada, una pérdida de tiempo que si bien muchos recuerdan como “una lección aprendida”, es también una justificación para creer que algo salió de ahí.

Complacencia

No somos personas perfectas, pero hay muchas que creen que ser buenos implica ayudar a todos y decir que sí a quienes consideramos amigos cercanos. A veces eso se sale de nuestras manos y terminamos en una situación en la que se aprovechan de nosotros o por lo menos terminamos haciendo todo por los demás y nunca nos damos tiempo para nosotros mismos.

Dudas

Las dudas paralizan y te dejan en el mismo lugar, no importa lo malo que sea. Puedes estar en una relación abusiva, pero la duda de que salir de ahí y hacer las cosas por tu cuenta sea imposible te inmoviliza, puedes tener la duda de seguir tus sueños, renunciar a lo que haces y comenzar un futuro incierto pero feliz, sin embargo, la duda de que todo lo que has hecho sea imposible de revertir te deja en el mismo lugar un día más. No vivas del impulso, pero tampoco te cierres a nuevas cosas por una duda.

Expectativas

La expectativa es la madre de la decepción. Tal vez dejaste atrás la duda, pero si no dejas las expectativas de lado, y te das cuenta que tu nuevo empleo no paga salarios altísimos a quienes lo realizan por primera vez, puedes regresar a lo que hacías antes. La expectativa es buena, pero con moderación. Si eres de las personas que espera lo mejor de todos y de todo, estás ante el reflejo de fantasía del mundo real y eso no le sirve a nadie.

Finalmente debes dejar atrás el pasado. Sólo así puedes comenzar a construir un mejor futuro para ti y para las personas que amas. Recuerda que la vida es cíclica y seguramente aunque dejes estas cosas atrás, en algún momento te alcanzarán de nuevo. Es ahí cuando comienzas a soltarlas una vez más.