Según la Organización Mundial de la Salud, son alrededor de 360 millones de personas las que sufren de pérdida auditiva en el mundo. Los sonidos son constantes, especialmente en las grandes ciudades, y constituyen una de las formas de comunicación más utilizada. 

Si bien el uso de la tecnología ha permitido la inclusión de las personas con dificultad auditiva, especialmente al haberse popularizado el uso de los mensajes escritos mediante internet o la telefonía móvil, aun hay muchos mensajes que se pierden sin que ellos puedan recibirlos. 

Frente a esta realidad, un grupo de Investigadores de la Universidad de Colorado State ha encontrado un área interesante de experimentación: la lengua.

oir con la lengua

Se trata de una lámina pequeña que se coloca en el paladar y permite convertir el sonido en vibraciones. Éstas serían interpretadas por las personas con discapacidades auditivas creando un lenguaje especial.

Funciona a través del uso de un micrófono que capta los sonidos y, mediante una conexión Bluetooth, los transmite al dispositivo de la boca, donde se convierten en vibraciones. Cuando la persona presiona la lengua contra la lámina, pequeños electrodos envían patrones de impulsos que estimulan los nervios y receptores de le lengua llevando las señales al cerebro, donde se convertirán en sonido mediante la interpretación de un alfabeto especial. 

De esta manera, el dispositivo  convierte los sonidos en un patrón distintivo de vibraciones que pueden ser sentidos por la lengua y así ayudar al usuario a interpretar sensaciones como sonidos o palabras.

“Algunas personas comentan que se parece a la sensación de las burbujas de champagne en la lengua”, comentó el líder del proyecto, John Williams.

lengua sordos

Esta tecnología ya fue testeada con éxito en varias personas con discapacidad auditiva. Además, no solo será más accesible a nivel económico, sino que también permitirá que muchos eviten pasar por operaciones para colocarse audífonos, implantes u otros dispositivos. 

Aun así, los usuarios necesitan entrenamiento para poder reconocer los impulsos; y, para el equipo, queda mucho todavía por hacer para perfeccionar la idea y hacer el dispositivo aun más pequeño. Pero, sin duda, ya es en sí mismo un paso adelante para favorecer la comunicación integrada.