Construir una casa pequeña es, para algunos, una forma de vida que implica una tranquilidad en muchos aspectos. Mientras algunos las eligen como vivienda permanente, otros las escogen como destino para escapar de su rutina en la ciudad. De todas formas, hay muchas razones por las cuales una casa pequeña puede ser una buena opción para tener en consideración.

En muchos casos, este tipo de construcción representa una garantía financiera: construir y vivir en estas residencias prácticamente libres de hipotecas, libera a sus dueños de la presión de tener semejantes gastos mensuales. En cierta forma,implica una mejora de nivel de vida y disminución del estrés.

Quienes apoyan este movimiento, añaden que vivir en casas grandes no parece tener tanto sentido, ya que el tiempo que uno pasa dentro de ese espacio es cada vez más reducido. La gran parte de las personas trabaja en promedio, en empleos que consumen entre 8 y 9 horas del día y conmutan (dependiendo si es en auto o transporte público) entre 1 y 2 horas. El promedio duerme 8 horas por la noche, lo cual deja entre 5 y 6 horas para disfrutar de esos metros cuadrados por los que trabajan para pagar (sin siquiera contar el tiempo que pasan en el supermercado o el que tardan en limpiar el hogar).

Para Geoff de Ruiter, estudiante graduado de la Universidad de Columbia Británica del Norte, la construcción de su pequeña casa casa en el árbol era un paso hacia la estabilidad, al mismo tiempo que un ejercicio de auto-suficiencia y reutilización de materiales recuperados. De Ruiter, que actualmente estudia bioenergía y gestión del carbono, ha creado este hogar en el medio del bosque, como un lugar para que él y otros puedan desconectarse del bullicio de la ciudad.

Por solo US $ 8.200, más los costos de la tierra, Geoff pudo construir esta pequeña casa del árbol que se alza a 5,1 m (17 pies) del suelo en la Columbia Británica. Libre de deudas y sustentable. Gracias a sus dotes de alpinista y escalador, de Ruiter pudo construir esta casa en las alturas casi sin problemas y con la precaución necesaria que construir en altura requiere.

Las medidas son de 2,4 x 4 m (8 x 13 pies), y se accede por una escalera de madera que tiene una base con ruedas para permitir un ligero movimiento por si se desplaza con el viento. La puerta se abre a una zona de estar y comedor cómodo que incluye un sofá cama y un pequeño baño con inodoro de compostaje, aunque sin ducha o bañera. La cocina cuenta con una estufa de inducción, una mini-nevera, cajones y un lavabo. Casi todas las partes que componen esta casa fueron adquiridas gratuitamente, como préstamo o bien eran materiales que hubieran sido desechados.

En el piso de arriba está la cama y un pequeño entrepiso con asientos para descansar. Toda la casa cuenta con hermosos ventanales que se abren a la inmensidad del bosque verde, perfecto para descansar en medio de la naturaleza. 

Obviamente el tamaño depende en cada caso de las necesidades de cada persona y cada familia. Lo que trata de inspirar este movimiento de casas pequeñas es el cambio para empezar a adaptar las viviendas a las necesidades reales dentro de los humanos, respetar el medio ambiente y reducir la huella de carbono.

Elegir vivir de esta forma es entender que más metros cuadrados no nos hacen necesariamente más felices. En cierta forma es promover todo lo contrario, ya que es una forma de priorizar el desarrollo personal, teniendo más dinero y tiempo de sobra que podemos usar para viajar, aprender un idioma o simplemente para compartir experiencias significativas entre amigos y familia. Además, el costo ambiental de construir una casa pequeña, en contraposición a la de una gran casa, es otro motivo para vivir de esta forma.